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Audi, perteneciente al grupo Volkswagen, informó sobre un plan para suprimir 7.500 puestos de trabajo en Alemania hasta 2029, en respuesta a la creciente competencia de los vehículos eléctricos chinos. La decisión, justificada por el endurecimiento de las condiciones económicas, la competencia y las incertidumbres políticas, busca reforzar la competitividad de la marca. La empresa se comprometió a reducir la plantilla con un enfoque socialmente aceptable, mientras que sus instalaciones en Ingolstadt y Neckarsulm recibirán inversiones para la transición hacia la movilidad eléctrica. Este anuncio se enmarca en un difícil periodo para el sector automotriz en Europa, con Audi sumándose a otros fabricantes como Volkswagen en la implementación de medidas de reducción de costes.
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