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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Investigadores del Instituto Masónico de Investigación Médica identificaron la proteína tirosina fosfatasa PTP1B como clave en la protección del corazón contra el daño causado por una dieta alta en grasas y la obesidad. Estudios en ratones mostraron que la falta de PTP1B en células cardíacas evitó cambios metabólicos perjudiciales, protegiendo contra la esteatosis cardíaca y la disfunción mitocondrial.

Un estudio dirigido por investigadores del Instituto Masónico de Investigación Médica (Estados Unidos) identificó una proteína molecular que sirve para proteger el corazón del daño causado por una dieta rica en grasas y la obesidad.

La investigación publicada en ‘Science Signaling’, destaca la proteína tirosina fosfatasa PTP1B, una enzima nodal involucrada en la señalización de la regulación de la insulina, como un factor clave en el metabolismo cardíaco desadaptativo y la disfunción cardíaca bajo estrés alimentario.

La proteína que cuida al corazón como un escudo

Primero, debes saber que en condiciones de obesidad y dieta alta en grasas, el corazón experimenta un cambio metabólico, pasando de su estado saludable por la oxidación de ácidos grasos a una dependencia excesiva de la glucosa. Este cambio contribuye a la esteatosis cardíaca, la disfunción mitocondrial y, en última instancia, a una cardiomiopatía, un engrosamiento y endurecimiento del corazón.

El equipo de investigación descubrió que los ratones que carecían de PTP1B específicamente en los cardiomiocitos (células del músculo cardíaco) eran resistentes a estos cambios perjudiciales.

“Estos hallazgos revelan un nuevo mecanismo importante por el cual una dieta rica en grasas compromete la función cardíaca y demuestran cómo la focalización de PTP1B en el corazón puede ayudar a prevenir estos efectos”, sentencia la doctora Maria I. Kontaridis, autora principal del estudio.

La científica afirma que “al preservar la oxidación de ácidos grasos y prevenir la acumulación excesiva de lípidos, podemos proteger contra la progresión de la enfermedad cardíaca en poblaciones de riesgo”.

La famosa proteína PTP1B

El estudio utilizó un modelo murino (uso de ratones como modelos animales en investigación científica) con deleción específica (mutación genética) de cardiomiocitos de PTP1B. Al ser sometidos a una dieta rica en grasas, estos ratones mantuvieron una estructura y función cardíacas saludables, mostraron una menor acumulación de lípidos y preservaron la integridad mitocondrial.

Análisis metabólicos y fosfoproteómicos avanzados revelaron que la deleción de PTP1B mantuvo el metabolismo de los ácidos grasos, a la vez que suprimió la lipogénesis y la utilización patológica de la glucosa, mediante vías de señalización que involucran AMPK y PKM2.

“La PTP1B actúa como un interruptor metabólico que induce al corazón a la dependencia de la glucosa durante el estrés, lo cual puede empeorar los resultados cardíacos”, añade el doctor Yan Sun, otros de los autores. “Desactivar este interruptor permite que el corazón mantenga su flexibilidad y resiliencia metabólicas”.

Con un alarmante 50% de estadounidenses en camino a ser clasificados como obesos para el año 2030 (Organización Mundial de la Salud), incluyendo un número desproporcionado de niños, la urgencia de esta epidemia es innegable.

Estos hallazgos tienen el potencial de impactar significativamente a la sociedad. Estos resultados posicionan a PTP1B como una posible diana terapéutica para la prevención de enfermedades cardíacas en pacientes obesos y con trastornos metabólicos inducidos por la dieta.