La reciente celebración del día del profesor, qué duda cabe, se dio en un complejo contexto desde el punto de vista escolar.

Nos encontramos funcionando con una priorización curricular y con datos preocupantes de ausentismo y de agresividad escolar. Un escenario que claramente dificulta los procesos de enseñanza aprendizaje.

¿Qué significa ser profesora o profesor en este contexto? Simplemente, lograr aprendizajes relevantes y de calidad de acuerdo con los objetivos establecidos para todos los alumnos de los distintos niveles educativos.

Atrás quedó el estrés provocado por la necesidad de dominar en corto tiempo las tecnologías que nos permitieron desempeñarnos en aulas virtuales con interacción a distancia. Hoy es el momento de reconstruir ambientes propicios para el aprendizaje, generar verdaderas comunidades educativas.

Claramente el período de pandemia, en parte por las razones expuestas, ha generado variaciones negativas en resultados e indicadores, muchos de ellos ampliamente difundidos y preocupantes. Considerando que sobre el pasado nada se puede hacer, es hora de consensos y significativos esfuerzos para revertir estos guarismos.

En este sentido, quiero destacar una noticia casi inadvertida. Recientemente la unidad de currículum y evaluación del Mineduc presentó ante el Consejo Nacional de Educación (CNED) una propuesta de nueva priorización curricular escolar para 2023.

Sintéticamente, el texto tiene como propósito abordar más objetivos de aprendizaje que la priorización curricular planteada en pandemia, pero no todos los objetivos del currículum actual. Esto va en consonancia con uno de los objetivos que ha planteado la actual administración educativa, en querer avanzar hacia un nuevo currículum definitivo para el país, aspecto valorado mayoritariamente también por las comunidades educativas, una iniciativa que permite flexibilidad y tiempo para atender las necesidades de los estudiantes y profundizar aprendizajes necesarios para acortar las brechas educativas.

La propuesta presentada al CNED prioriza y clasifica los objetivos de aprendizaje para 2023 en tres tipos: basales, complementarios y transversales, respondiendo a cuatro principios generales: convivencia, bienestar y salud mental; contextualización; integración de aprendizajes y profesionalidad docente.

Sin duda, resultan un avance sustantivo y pertinente los cuatro principios planteados y que la propuesta incluya la integración del currículo disciplinar e interdisciplinar, considerando con esto que el sujeto que aprende es una persona integral y que en consecuencia se deben atender todas las dimensiones de su desarrollo.

Luis Ochoa
Académico Escuela de Artes y Humanidades, Facultad de Educación, Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH)