Mañana se sabrá la suerte que tendrá El agente topo, de Maite Alberdi, en el Premio a Mejor Documental de los Oscar.

El documental chileno tiene varios puntos a su favor. Por un lado, es un documental realizado por u grupo de mujeres, algo que en un sector claramente masculino, es un hecho que se destaca y se valora. El cine ha sido muy masculino, marcado muchas veces en sus temas y enfoques, en la composición de equipos como en los sueldos.

El documental es la única cinta latinoamericana en competencia y, en momentos de crisis, de agitación social y, en particular, contra el racismo, puede influir poner foco en lugares periféricos. Y en un tema social relacionado a un grupo que, en general, no tiene voz ni fuerzas para manifestarse.

En cuanto al documental en sí, vale destacar que El agente topo aborda una historia simple y universal, que puede verse en gran parte del mundo y entenderse, se puede empatizar con los personajes.

Además, el documental logra emocionar a muchos espectadores, algo no tan frecuente en el género. Son emociones que que suele tener relación con afectos vinculados a seres o realidades cercanas.

El agente topo, Maite Alberdi (c)

Por último, El agente topo aborda problemas crecientes en tomo el mundo, como son los relacionados a la vejez- Todo lo anterior hace que pueda ser un documental masivo, algo poco frecuente en el género.

Un factor que puede jugar a favor o en contra, es que la película está en un área in definida entre ser documental -clásico- y la ficción. Si bien muchos documentales propician situaciones, intervienen -por ejemplo con iluminación-, en el caso de El agente topo claramente se inventa una historia. Lo mismo puede suceder con el hecho de que dos películas chilenas han obtenido el Oscar -el cortometraje de animación Historia de un oso y La mujer fantástica el 20016 y el 2018 respectivamente- en poco tiempo, para un cine que ha tenido muchos premios en los última década, pero puede ser excesivo para la calidad de la producción local.

Las mayores debilidades del documental podrían ser la falta de profundidad en el abordaje -salvo el emocional, muy relevante pero no el único-, la presencia de Rómulo Aitken (ex policía de Investigaciones acusado de tortura y corrupción) y enfrentar, al menos, una gran obra como es “My Octopus Teacher” (disponible en Netflix).