Hace unos días, Francisco Huichaqueo estrenó “Mujeres espíritu”, donde aborda a cinco poetas mujeres indígenas.

El documental, estrenado en el marco del Festival de Arte Sur Andino Arica Barroca, muestra a las poetas indígenas Maruch Méndez (Chiapas,México, Tsotsil), Enriqueta Lunez (Chamula, México, Tsotsil), Roxana Miranda Rupailaf (Wallmapu, Maicolpue, Chile), Isabel Lara Millapan (Wallmapu, Chiwinpüllü, Chile, Mapuzugun) y Marisol Díaz (La Paz, Bolivia, Kechua).

En este contexto, conversamos con Francisco Huichaqueo.

¿Por qué hiciste un documental de mujeres indígenas mujeres?

Ya había grabado poetas mapuche hombres, pero me di cuenta que el mundo mapuche femenino es muy amplio y, a mí entender, mejor que la poesía chilena actual. Las y los poetas mapuche están pasando por una “época de oro”.

Mi método de trabajo

Primero armé amistad en los nguillatun, en las luchas políticas, .porque en el mundo del arte (artistas, cineastas, coreógrafos, poetas, etc) no somos tantos, y les propuse esta inquietud a ver qué pasaba. Comencé con la poesía mapuche y me gustó.

Yo viajo a otros pueblos y me pregunté por la poesía indígena de esos lugares, y vi que tenía la misma fuerza que la poesía mapuche pero que es invisible. Esto tenía que mostrarse y me llevó dos años construir esta pieza fílmica.

A Bolivia fui con una cámara sin saber a quién grabaría. De una lista que me dieron había una poeta disponible y me reuní con ella. Cuando supo que yo soy mapuche, todo se facilitó. Hay un código con lo indígena, con lo mapuche, y un gran respeto por su lucha.

Todas estas mujeres poetas traducen su ser, su cuerpo y el territorio mismo en poesía. Ahí sentí que pisé terreno firme.

Mujeres Espíritu, Francisco Huichaqueo (c)
Mujeres Espíritu, Francisco Huichaqueo (c)

Imagen y visualidad

Aquí hay cinco artistas y un sexto, que soy yo, que me gustaría escribir pero no me resulta. Hago entonces poesía visual sobre lo que percibo y siento.

Nuestra relación con la Madre Tierra o Ñuke Mapu se traduce en respeto por cada ser vivo, sea una persona, un árbol o un arroyo. El mapuche y los indígenas percibimos esa realidad y la pensamos en imágenes, a las que luego les ponemos palabras, lo verbalizamos.

Mi padre podría ser poeta, pero él no lo sabe, porque mira y las imágenes las transforma en palabras.

Esas imágenes las esbozo, las pongo en un espacio que se llama film. Esa es la relación que tengo con ellas y con la poesía.

Esos son nuestros códigos. A Maruch, que es chamana, curandera y canta, le dijeron que era poeta (habla cosas bellas), porque no sabe hablar español. Cuando estuve con ella, no nos entendíamos en el lenguaje. Nos pasamos horas mirándonos en Chiapas, y un día la escuché cantar, porque ella no recita, canta. Y era maravilloso, porque ella canta y nunca ha escrito nada. Le pregunté a un traductor de qué habla ella, y me respondió que de los sincretismos, del niño Jesús, de la historia, de la niñez, cuando iban a buscar barro para hacer los cántaros, de los pajaritos que se encontraban en los caminos. Y eso es su poesía, como el mapuche, pero ella su orilatura no la recita, la canta.

En el caso de Marisol Díaz, ella le canta a la quinoa, a los caminos, en ella hay un agradecimiento todo el tiempo. No es sólo declamar, eso es el acto poético. Le decimos poesía, pero es algo que sale del alma que lo traduce la boca y se lo decimos a ustedes. Eso mismo hago con mis películas.

También esta película fue una escusa para caminar con esas mujeres por estos caminos espirituales.

Agua

En muchos documentales hay una tendencia a centrarse en la Madre Tierra o Ñuke Mapu. En este documental es el agua la que aparece con mucha fuerza.

Yo no estaba muy consciente. El agua acá aparece por la siguiente razón. Cuando nosotros utilizamos la fuerza del “Pewma”, del salir al viaje, para buscar otros conocimientos o espacios, la sensación física que siente el cuerpo, como resuena ese viaje, es como si estuvieras debajo de los mares, de los ríos del sur. Es como si volaras en los sueños, es como nadar en el espacio.

Aparecen los ríos, que son las puertas que nos comunican a otros espacios, es el agua de la vida que nos comunica con otros espacios. El Rünü existe en las rocas, en la cueva, pero también en las aguas, en los mares. Nosotros abrimos ese espacio del Rúnü y buscamos conocimientos y otras fuerzas. Es un estado al que ciertas persona pueden acceder, a través del sueño, para ir a otros espacios. Algunos pueden hacerlo a través de la oración.

Yo creo que, cuando la gente crea, como le llaman en Occidente, Roxana Miranda hace Machitun, con lo que hace, con lo que siente.

Somos artistas chamánicos que usamos esa fuerza. Como Raúl Ruiz, que dijo que era un artista chamánico, y le encuentro toda la razón.

¿Qué imágenes tienes al evocar a estas cinco mujeres indígenas?

Roxana Miranda Rupailaf: Olas azotándose, en su cuerpo impreso. Ella está en las olas.

Isabel Lara Millapan: Ella es el río con conexión al cielo, ella es el cielo, es linaje antiguo. Ella baja a vivir en esta tierra.

Marisol Díaz: Ella es el sonido, el viento que suena a través de las plantas de quinoa. Ella es la quinoa.

Maruch Méndez: Es antigua, de un linaje antiguo que es de la tierra. Hace cántaros. Es tierra, es polvo.

Enriqueta Lunez: Es un espíritu de antes de la Colonia, de antes de hablar español. Ella es su legua originaria.

Mujeres espíritu” de Francisco Huichaqueo

Maruch Méndez, Chiapas,México, Tsotsil
Enriqueta Lunez, Chamula, Mécxico, Tsotsil
Roxana Miranda Rupailaf, Wallmapu, Maicolpue, Chile
Isabel Lara Millapan, Wallmapu, Chiwinpüllü, Chile, Mapuzugun
Marisol Díaz, La Paz, Bolivia, Kechua