La pérdida del sentido de comunidad y pensar en ideas de transformaciones colectivas masivas son los principales temas de Estampida Humana, obra del dramaturgo Pablo Manzi, que la cia. Bonobo volverá a poner en cartelera En Matucana 100, del 21 al 25 de enero, en el marco del festival Teatro a Mil 2026.
Estampida Humana muestra tres historias son el origen de un montaje que muestra cómo los lazos, la vida comunitaria y los espacios públicos se transforman en lugares de peligro.
En esta versión, Estampida Humana no alude a reacciones compulsivas inexplicables por causas inesperadas, sino a situaciones político-sociales, vinculadas al período que va del estallido social de 2019 hasta hoy. Se refiere al estado de desconcierto general que Manzi advierte frente a la actual pérdida del “sentido de comunidad”, reemplazado por el sálvate solo y como puedas; y a esa cierta incapacidad de “pensar en ideas de futuro y de transformaciones colectivas masivas en un contexto donde lo colectivo ha sido erosionado”.
En entrevista con BioBioChile, el dramaturgo afirmó que fueron ideas arduamente conversadas en el proceso creativo que decantaron en Estampida Humana. Los personajes de la obra, habitantes de un edificio, tienen alteradas sus vidas por la presencia de un grupo homeless en la plaza vecina.
A eso se suman las inquietudes que sufren los ejecutivos de una tienda de electrodomésticos a punto de quebrar y al fervor de varios carabineros que quieren hacer la revolución.
En esta efervescencia vecinal todo el mundo reflexiona tratando de entender lo que pasa y encontrar un camino de solución.
“Estampida humana” es una experiencia de alto nivel artístico, político y humano. Donde el humor, lo absurdo y la ironía, fina y bien elaborada en sus textos, surgen de situaciones y conductas cotidianas.
Pablo Manzi, destacado dramaturgo y director de la cia. Bonobo, afirmó que “pienso que el proceso del estallido social todavía no ha terminado” pese a que “cierta prensa la instaló como una pesadilla que ya pasó”. Sus motivos y fuerza “me siguen pareciendo legítimos, válidos y presentes en el contexto actual”.
Horizonte común
– “Estampida humana” sugiere un desborde, algo muy excesivo…
En la obra nos preguntamos que la idea de comunidad y la posibilidad de transformaciones colectivas masivas había sido derrumbada, erosionada. Entonces, cómo debemos repensar hoy las nociones de lo colectivo.
Y, justamente, el concepto de estampida fue algo que nos hizo sentido por el factor doloroso que conlleva. La pregunta era si se podía pensar en ideas de futuro y de transformaciones colectivas masivas cuando lo colectivo ha sido erosionado y que el mandato es salvar tu propia vida. Nos preguntamos que si fuimos millones quienes nos manifestamos, va a implicar necesariamente que encontremos un horizonte común.
-¿Te impactó mucho el estallido en lo personal, te sorprendió?
Sí. Hubo una gran discusión en la compañía sobre eso. Yo soy más optimista. Pienso que el proceso del estallido todavía no ha terminado. Y que cierta prensa logró instalar la idea del estallido como una especie de pesadilla que, afortunadamente, ya pasó. Pero la verdad es que todo lo que movilizó la fuerza del estallido me sigue pareciendo legítimo, válido y presente en el contexto actual.
La pregunta es cuál es el real problema, sin simplificarlo ni aceptar el binarismo al que no han intentado llevar: que fue una victoria o una derrota, que fue solo violencia o paz.
Para mí, es el inició de un proceso: pensar que si una sociedad que se construía, basada en intereses comunes masivos, pero que ha sido erosionada, se podía recuperar en solo un mes, por arte de magia. Creo que ahí hay que buscar, sin victimismo ni derrotismo exagerados.
Creo que hay que reconocer que hubo una pulsión que, pese a todo lo que nos quieran decir, fue muy interesante y novedosa. Que, quizás, desbordó las posibilidades de ser canalizada, algo que también podemos preguntarnos: ¿Por qué no se pudo canalizar eso en un horizonte de transformación a gran escala?
-¿Esas huellas, rastros y cicatrices estarán en lo profundo del cuerpo social, a la espera de ser repensada la experiencia del estallido?
Creo que es evidente que hay un dolor muy fuerte, tanto en las personas de izquierda como en las despolitizadas o se consideran en los grises… Para muchas de esas personas también fue una esperanza, pese a que hoy todo es muy oscuro.
Estoy de acuerdo que la lista de errores es gigante, interminable, pero no debiera avergonzarnos que muchas personas se hayan reunido a exigir dignidad y derechos sociales, aunque no se haya podido canalizar en un proceso de transformación mayor, por ejemplo, en el cambio de la Constitución.
Aun así, ese germen sigue siendo no solo legítimo. Al ser esto tan inusual en la historia de Chile no debería verse con un color negativo, como se ha intentado hacer. Eso no significa que, insisto y lo repito mil veces, que no sea capaz de notar los errores.
Si uno mira la historia de los movimientos sociales advierte que han existido períodos de alza de las luchas con resultados, incluso, más dolorosos, pero que han mostrado un estado de ánimo que no se veía.
Estoy de acuerdo, hay una potencia, una fuerza, un motor: la rabia, la empatía son formas de esa potencia. Lo importante es que eso no opere como una forma de complacencia: valorar la espontaneidad aunque no tome una orientación política de transformación.
Lo bonito del estallido estaba en que quienes no podían participar se sentían representados. Creo que eso se podría aprender de esta derrota. Es súper difícil decir lo que buscaba el estallido, porque tenía muchas dimensiones.
Pero sí diría que había un alto número de personas que estaban allí por ellos y por otros. Hoy hay grupos que han entrado al culto del presente y construir algo en beneficio privado, sin posibilidad de pensar en una noción de futuro colectivo”.
Realidad desencajada
La obra vuelve con la fuerza del humor y la ironía, la que me parece más fina y con una mayor elaboración dramática y textual
Nunca nos hemos propuesto hacer una comedia. Nuestras obras generalmente parten del desconcierto, de algo que nos remite siempre a una especie de absurdo, a una realidad que no cuaja. Pienso que eso genera una especie de humor y de incomodidad permanente.
Estampida humana a veces me trae el recuerdo de ´Los Bárbaros´, cuyos personajes hablan mucho para tratar de darle sentido, a través de las palabras, a una realidad que no termina de cuajar. La obra está todo el tiempo intentando verbalizar una realidad que está desencajada. Todos tenemos esa sensación.
En este contexto el lenguaje corporal también está en consonancia con la obra anterior, pero tiene un elemento diría también adicional que ayuda al formato de presentación, a través del cual se reflexiona.
Los cuerpos parecen estar siempre sorprendiéndose…
Los cuerpos y los personajes en nuestra obra están como suspendidos. A veces decimos que están mitad lúcidos y mitad hueones. Como que hay algo que no está haciendo sentido y eso me hace pensar cosas nuevas. Todo eso hace que el cuerpo esté como suspendido y perplejo. Creo que eso está muy presente en lo que tratamos de construir.
ESTAMPIDA HUMANA
“Estampida Humana”
Dramaturgia: Pablo Manzi
Dirección: Andreina Olivarí y Pablo Manzi
Elenco: Carlos Donoso, Paulina Giglio, Gabriel Cañas, Gabriel Urzúa, Guilherme Sepúlveda, Coca Guazzini
Música: Daniel Marabolí
Coproducción GAM y Fundación Teatro a Mil
La obra (+16 años) se presentará del 21 al 25 de enero en Matucana 100, los días Miércoles y jueves, 20.00; viernes y sábado, 16.30; domingo, 18.00 horas. Entradas disponibles en este enlace.