Un exdictador argentino y un militar uruguayo, entre una veintena de acusados, esperan este viernes la sentencia en Buenos Aires en el primer juicio que desentrañó el sistema criminal de coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur, conocido como Plan Cóndor, durante los años 70 y 80.

En la causa abierta a finales de la década de 1990 y que llegó a juicio hace dos años y medio, se abordó el caso de 105 víctimas del Plan Cóndor, de los cuales 45 eran uruguayos, 22 chilenos, 13 paraguayos, 11 bolivianos y 14 argentinos.

Este viernes escucharán el veredicto el último dictador argentino Reynaldo Bignone (1982-1983), de 88 años, y el general retirado Santiago Omar Riveros, de 92, exjefes de Institutos Militares del Ejército, ya condenados en otras causas, además de otros 15 militares argentinos.

El coronel retirado uruguayo Manuel Cordero (77), extraditado en 2007 a Argentina desde Brasil, es el único extranjero enjuiciado.

La fiscalía pidió condenas de entre 10 y 25 años de prisión.

Entre las víctimas de este sistema que se ventila en este juicio, unas 89 fueron secuestradas en Argentina, pero también hubo desapariciones en Paraguay (5), Uruguay (4), Bolivia (4) y Brasil (3).

“Éste es el primer juicio en Latinoamérica que logra arribar a una sentencia que dé por cierto lo que sabemos desde hace décadas: la existencia del plan criminal que significó el Plan Cóndor”, destacó en su alegato la abogada Luz Palmas Zaldúa, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), una ONG argentina de derechos humanos que representa a varias familias querellantes.

Éste es el primer proceso “que permitió desentrañar al Plan Cóndor como sistema criminal e institucionalizado“, señaló la abogada.

Según la investigación, los militares se comunicaban entre sí con una especie de télex bautizado “condortel”, cuyo manejo aprendieron de las formaciones organizadas por el Ejército de Estados Unidos en la Escuela de las Américas en Panamá.

Los “archivos del terror”

Al iniciarse el juicio en 2013, entre los acusados estaba el exdictador argentino Jorge Rafael Videla (1976-1981), quien falleció poco después en su celda a los 87 años.

Sobre Videla ya pesaban dos condenas a prisión perpetua y otra a 50 años de cárcel por crímenes durante la dictadura argentina (1976/83), que dejó 30.000 desaparecidos, según organismos humanitarios.

Unos 300 testigos desfilaron durante el proceso, inédito también por la cantidad acumulada de documentos de prueba.

Fueron analizados millones de fotogramas pertenecientes al célebre ‘Archivo del terror’ hallado en Paraguay en 1992, decenas de miles de documentos desclasificados por Estados Unidos sobre Chile y Argentina, sumado a documentos desclasificados en Buenos Aires durante la última década.

En el banquillo, estará además un exagente civil de inteligencia argentino, Miguel Angel Furci, acusado en otra causa paralela que se sumó a este juicio, bautizada Automotores Orletti II, que contempla otras 67 víctimas.

Orletti fue un centro clandestino de detención que funcionó en un antiguo taller mecánico en el oeste de la capital, y donde en 1976 se torturó a extranjeros secuestrados en el marco del Plan Cóndor.

Por Orletti pasaron los protagonistas de un caso emblemático, el de María Claudia García y Marcelo Gelman, nuera e hijo del célebre poeta argentino Juan Gelman, fallecido en 2014.

Marcelo, 20 años, fue asesinado, y María Claudia, 19, embarazada de siete meses y de nacionalidad uruguaya fue entregada a fuerzas militares en Montevideo donde dio a luz. Sigue desaparecida.

Su hija, Macarena, fue entregada a una familia cómplice de la dictadura uruguaya, hasta que en 2000, a los 23 años, pudo recuperar su identidad.

“Si hay algo que deba ser hecho, hágalo”

En aquella época, Henry Kissinger era el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, que veía en las dictaduras sudamericanas como un freno al avance del socialismo en el contexto de la Guerra Fría.

Palmas apuntó que “los documentos desclasificados revelan una correspondencia entre un ministro argentino y Kissinger sobre el Plan Cóndor. El ministro le expone la necesidad de maximizar los esfuerzos contra el marxismo”, recordó.

“Si hay algo que deba ser hecho, hágalo rápidamente. Pero debe retomar rápidamente los procedimientos normales”, le respondió Kissinger.

El Plan Cóndor preveía tres etapas: la identificación de los opositores, su eliminación o secuestro en los países sudamericanos y finalmente, la neutralización de los exiliados fuera de la región, explicó la abogada.

El plan se suspendió tras el asesinato de Orlando Letelier, excanciller del presidente chileno Salvador Allende, en Washington en septiembre de 1976, a manos de un exagente de inteligencia de Chile y de la CIA.