La policía de Chicago, ya cuestionada por acciones de brutalidad contra negros, disparó y mató a tres personas la noche del sábado, incluyendo a una madre de cinco hijos, a quien agentes le dispararon “accidentalmente” cuando respondieron a un altercado familiar.

Según el Chicago Tribune, un joven de 19 años, Quintonio LeGrier, que sufría problemas mentales, amenazó a su padre con un bate de béisbol, un gesto que originó la llamada a la policía.

Su vecina, Bettie Jones, fue la encargada de llamar a los agentes por el padre del joven.

A su llegada al lugar, los agentes encontraron “a una persona agresiva y uno debió utilizar su arma, hiriendo mortalmente a dos personas“, dijo la policía en un comunicado.

“Una mujer de 55 años fue herida accidentalmente y murió trágicamente”, añadió el comunicado, en el que la policía envió condolencias a su familia.

Las familias de las víctimas realizaron el domingo una conferencia de prensa en su barrio para manifestar su ira y exigir que los policías “tengan que rendir cuentas“.

“Mi hijo era un niño respetuoso que trabajaba duro en la escuela”, declaró ante las cámaras Janet Cooksey, la madre de Quintonio LeGrier.

Varios presentes vestían camisetas estampadas con el lema “Rahm nos ha traicionado”, en alusión al alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, criticado por su gestión de anteriores casos de brutalidad policial contra negros.

En un comunicado citado por los medios estadounidenses, el legislador Bobby Rush pregunta “por qué” la policía disparó antes de utilizar otras técnicas como la pistola eléctrica.

“¿Por qué disparar a alguien parece ser la táctica por defecto de la policía de esta ciudad?”, dijo.

En otro incidente, la policía de Chicago también afirmó haber disparado a un hombre armado durante una intervención contra “un asalto en curso”.

El hombre, que resultó herido, murió en el hospital.

Está en marcha una investigación para establecer las circunstancias del caso.

Al menos uno de los agentes de policía implicados en la muerte del joven y su vecina fue destinado a tareas administrativas durante 30 días, dijo la policía, sin precisar el número exacto de agentes involucrados.

Se trata de un procedimiento estándar puesto en práctica por el nuevo jefe de la policía de Chicago, John Escalante, en este tipo de casos.

Su predecesor había sido destituido a principios de diciembre después de una semana de manifestaciones relacionadas con la muerte de un adolescente negro, Laquan McDonald, de 17 años, abatido de 16 tiros en la calle por un policía blanco.

Estados Unidos ha sido escenario de decenas de manifestaciones en los últimos 18 meses, que a veces degeneraron en disturbios, tras casos de brutalidad y abusos policiales cometidos contra negros.