Los chinos acogieron con frialdad el fin de la política del hijo único y la autorización de tener dos hijos por pareja, en un país donde el costo de la vida y las obligaciones laborales hacen poco probable que se produzca un ‘baby boom’.

El Partido Comunista Chino (PCC) anunció el jueves el fin de la política del hijo único que llevaba 35 años en vigor. Los medios oficiales calificaron la decisión de victoria para la economía y la población, que sufre las consecuencias de una medida que suscita numerosos dramas individuales.

“El nuevo plan quinquenal debe ser considerado como el triunfo de la voluntad popular porque muchas de las políticas adoptadas responden a viejas peticiones” de la sociedad civil, escribió el diario oficial Global Times en un editorial.

La iniciativa se tomó durante la quinta sesión plenaria del Comité Central del PCC, que se terminó el jueves tras cuatro días dedicados a adoptar el 13º plan quinquenal (2016-2020).

China empezó a aplicar esta política a finales de los años 1970 para frenar la enorme natalidad de la época, estimulada durante años por el fundador del régimen, Mao Zedong (1949-1976), bajo cuyo mandato la población casi se duplicó hasta alcanzar los 950 millones de habitantes.

Según las autoridades de China, que tiene hoy 1.370 millones de habitantes, la medida evitó 400 millones de nacimientos adicionales, pero el resultado ha sido el enorme envejecimiento de la población y un gran desequilibrio entre hombres y mujeres, a menudo en las zonas rurales donde los hijos varones son preferidos a las mujeres.

Esa política provocó numerosos abusos y casos de violencia contra las mujeres, que sufren con frecuencia abortos selectivos y esterilizaciones forzosas.

Decisión tardía

Muchos consideran que la abolición de la norma llega demasiado tarde para invertir el preocupante envejecimiento de la población.

“Para las mujeres que nacieron en los años 1970, ésta debería ser su última oportunidad” de tener un segundo hijo, considera el profesor Lu Jiehua, de la universidad de Pekín, citado por el diario Beijing Times.

En 2013, el gobierno autorizó a tener dos hijos a las parejas en las que uno de sus miembros fuera hijo único, pero la medida tuvo una acogida “poco entusiasta”, según Joan Kaufman, experta en política familiar china y directora del Columbia Global Centers en Pekín.

“Preveían un fuerte crecimiento de la natalidad y es cierto que la gente fue a apuntarse para tener un segundo hijo. Hubo más registros, pero el movimiento no siguió, no hubo más niños o muchos menos de lo esperado”, explicó.

En las redes sociales, los internautas chinos acogieron el anuncio del jueves con cierta indiferencia.

La página web de noticias Sina publicó este viernes una encuesta realizada con 150.000 personas, de las que sólo el 30% aseguraba querer tener un segundo hijo.

La voluntad de tener más hijos quizá era más alta hace años, pero, a medida que China se urbaniza y se enriquece las parejas tienden a aplazar el nacimiento de su primer hijo para dedicarse a su carrera, explican varios expertos.

Muchos internautas aseguraban el viernes que, aunque quisieran tener un niño, no tendrían bastantes medios económicos para criarlos. “El país no da ningún apoyo financiero”, lamentaba uno de ellos, que se quejaba del costo de tener un segundo hijo.

“Los pisos son caros. ¿Quién puede permitirse tener un hijo?”, se preguntaba otro.