Unas 85 organizaciones de la sociedad civil siria reclaman ayuda a la comunidad internacional, a la que acusan de haberles “abandonado”, para poner fin a los horrores diarios del conflicto que asola al país desde hace cuatro años.

“No es difícil. La inmensa mayoría de los sirios no quiere ni dictadura ni extremismo (…). Queremos lo mismo que quieren todos en cualquier parte del mundo: libertad y dignidad”, declaró una de las organizadoras de esta campaña, bautizada como “Planeta Siria”, Salma Kahale. 

“Estamos sumamente frustrados por la falta de apoyo de nuestros amigos en el mundo”, dijo reiterando los reclamos de muchos militantes que denuncian que la comunidad internacional les ha “abandonado”.

“Poner fin a la violencia necesita dos etapas y no podemos hacerlo solos: el fin de los bombardeos con barriles de explosivos (por la aviación del régimen) y negociaciones entre todos los grupos sirios y sus apoyos internacionales”, entre los que se encuentran sindicatos y organizaciones de defensa de los derechos humanos.

La campaña ha sido bautizada como “Planeta Siria” porque, según una de las organizadoras Oula Ramadan, “tenemos a menudo el sentimiento de vivir en otro planeta”.

Más de 215.000 han perdido la vida en el conflicto sirio que se inició en marzo de 2011 con una revuelta popular reprimida por el régimen y que se fue transformando en una atroz guerra civil.

El conflicto se complicó por la entrada en acción de los grupos yihadistas como el Estado Islámico (EI), que ha tomado el control de extensas zonas del país.

Para los militantes de “Planeta Siria”, la fuerza del extremismo en Siria está directamente ligada a la violencia y en particular a los bombardeos de los sectores rebeldes por el régimen mediante barriles de explosivos, particularmente destructores.

“Para poner fin al extremismo, es necesario que pare la carnicería en Siria”, reclamaron los representantes de la sociedad civil que aseguran que por “cada casa que destruyen, hay más gente que se radicaliza y dan la espalda a un camino más moderado hacia la justicia”.

“El extremismo crece en los escombros de nuestras ciudades y pueblos destruidos, y seguirá aumentado a menos que hagamos algo todos juntos”, concluyen.