Luego de conocerse la decisión de la armada de dar de baja de dar de baja el buque “Almirante Merino”, por haber cumplido con su vida útil, diversas son las agrupaciones ligadas los derechos humanos que han expresado su satisfacción por la medida, señalando que el navío resultaba una aberración, al recordar la figura de un “genocida”, en tiempos de dictadura.

Los dirigentes manifestaron sentirse contentos con la medida, ya que se a poco se han ido borran los rastros y nombres de genocidas,tal como indicó Javier Rodríguez, de la Agrupación Amigos de Miguel Woodward.

Rodríguez, expresó que si bien el navío, no está ligado directamente a casos de violaciones de derechos humanos, su nombre recuerda a quien fuera, a su juicio, un conocido genocida en estas causas, el miembro de la Junta de Gobierno, José Toribio Merino Castro.

De acuerdo a lo señalado por el dirigente, mantener en nombre del navío, resultaba una burla y una aberacción, puesto que según lo que expresó, de él emanaban las órdenes que lo convierten en un genocida, ligándolo con el caso del cura Woodward.

Las opiniones de Rodríguez fueron compartidas por Ricardo Tobar, secretario de la Agrupación Marinos Constitucionalistas anti-golpistas, quien señaló que la “monumentación” de “genocidas” deshonra a la ciudadanía chilena, por lo que trabajan también en el retiro de la estatua del mismo Almirante Merino del Museo Marítimo de Valparaíso.

Ambos dirigentes, indicaron el nuevo buque debe llevar un nombre distinto, puesto que si se replica el nombre de Merino, representaría una señal de que se olvidó una parte de la historia y se sentirían pasados a llevar.