¿Quién pone bombas en Chile? El atentado con una bomba casera que dejó 14 heridos en Santiago dejó perplejo al país, uno de los más seguros de Latinoamérica, que ante la incertidumbre y la falta de respuestas ve proliferar las especulaciones.

No hubo llamadas telefónicas para advertir del artefacto. Tampoco panfletos que aludieran a algún grupo o alguna causa. Era una bomba casera, sin gran poder destructivo, aunque introducida dentro de un basurero se convirtió en un arma dañina para los que estaban alrededor.

La vida sigue con normalidad en la capital, pero la incertidumbre ha calado. En las redes sociales circulan viralizados mensajes de origen desconocido advirtiendo de potenciales peligros.

No hay pistas sobre la autoría de este ni de los otros 200 artefactos caseros que han estallado en los últimos cinco años en comisarías, bancos, iglesias, entre otros lugares, que no habían dejado grandes destrozos ni heridos graves, ni eran percibidos como un gran peligro.

“Hasta hoy, públicamente, no se sabe nada de quiénes son los que cometen estos actos y sus motivos”, dijo a la AFP Claudio Fuentes, director de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales.

Las primeras hipótesis apuntan, repitió este miércoles el fiscal regional metropolitano sur, Raul Guzmán, a grupos “anarquistas”, que son “antisistémicos, sin organización ni jerarquía”, que usan como explosivo “pólvora negra de carácter artesanal, que puede elaborar cualquier persona”.

Dada la complejidad del caso, y las pocas herramientas del servicio de inteligencia, Guzmán explicó que han solicitado ayuda internacional para desentrañar el misterio.

ESPECULACIONES

“De un terrorismo especializado y ‘profesional’ se espera que sus atentados sean de inmediato reivindicados, asociados a una causa y vinculados a condicionalidades que estos mismos grupos buscan imponer. En este caso eso no sucede”, afirma explica a la AFP el sociólogo de la Universidad Adolfo Ibáñez, Aldo Mascareno.

Entre las elucubraciones, muchos han citado la próxima conmemoración del golpe de estado que derrocó al presidente socialista Salvador Allende hace 41 años, este jueves 11 de septiembre.

“No me cabe la menor duda que los atentados obedecen a la antesala de la conmemoración del 11 de septiembre”, dijo a medios este miércoles el senador de la UDI Iván Moreira, acusando a la extrema izquierda.

En esta fecha se producen cada año hechos de violencia, con barricadas, enfrentamientos con la policía en los suburbios y balaceras, aunque suelen ocurrir de noche y nunca han tenido como blanco el transporte público y los ciudadanos.

En el extremo opuesto, el presidente del oficialista Partido Por la Democracia (PPD), Jaime Quintana, señaló que no se debía descartar la posibilidad de que se trate de grupos de extrema derecha, que buscarían desestabilizar al gobierno reformista de Michelle Bachelet.

“Deben estudiarse las hipótesis de eventuales reactivaciones de grupos o de células de exagentes de la dictadura (1973-1990)”, dijo a periodistas Quintana.

Para sumar a la confusión, un canal local de televisión vinculó el movimiento estudiantil y los encapuchados que actúan en las manifestaciones con el bombazo del metro, acusación que fue tajantemente rechazada por la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), la anarquista Melissa Sepúlveda.

“Repudiamos la criminalización del movimiento estudiantil”, afirmó en su cuenta de Twitter Sepúlveda.

A juicio de Fuentes, “hay agendas cruzadas con intereses que buscan tratar de explicar este fenómeno de violencia con demandas sociales y eso es un error”.

Para Mascareno, “si el silencio se mantiene y los atentados continúan, ya no hay que pensar que se trata de grupos poco especializados que están en los inicios de su actividad, sino más bien que el objetivo es precisamente permanecer oculto para hacer pensar públicamente que la responsabilidad puede estar en múltiples otros lugares menos en ellos”.

Por el momento, este miércoles un par de estaciones de metro fueron cerradas momentáneamente por falsas alarmas de bomba, un obstáculo más para volver a la normalidad.

“Podemos entrar en una lógica paranoica de ver en cada bulto una amenaza y la ciudadanía tiene que ser educada al respecto”, advirtió Fuentes.