La asociación ecologista Greenpeace se hallaba el martes en una situación embarazosa después de la revelación de que uno de sus altos dirigentes, Pascal Husting, viajaba en avión dos veces por mes entre su residencia en Luxemburgo y su trabajo en Amsterdam.

“El ya no viajará más en avión a Amsterdam, y optará desde ahora en adelante por el tren”, declaró a la AFP Mike Townsley, portavoz de Greenpeace.

La asociación ecologista considera que la reducción de las emisiones de CO2 pasa por una baja del número de viajes en avión, en especial para las cortas distancias.

Greenpeace confirmó esos viajes luego de que fueron revelados en un artículo publicado el lunes por el medio británico The Guardian.

Después de haber sido director de Greenpeace Francia, Pascal Husting se convirtió en 2011 en el segundo de la asociación, cuya sede está en Amsterdam. Pero no se trasladó a esa ciudad por razones familiares.

Como el tren o el automóvil representaba una pérdida de tiempo para cubrir los 400 kilómetros, optó por el avión, primero con una ida y vuelta por semana, y luego por dos idas y vueltas al mes.

“Era un compromiso difícil para Pascal, pues su mujer estaba encinta y tenía una familia”, dijo Townsley. Añadió que los gastos eran a cargo de Greenpeace.

“Al principio era una solución temporal, pero duró más de lo necesario”, agregó.

En el diario holandés Algemeen Dagblad, Husting dijo que “ya había cambiado de lugar dos veces en dos años y mis hijos habrían estado confrontados a una nueva lengua”.

“En cinco años nunca he tomado el avión por razones privadas”, justificó Pascal Husting, y agregó que es consciente de los problemas de medioambiente causados por los aviones.

Se trata de un nuevo problema para Greenpeace: una semana antes, la asociación indicó que uno de sus empleados perdió 3,8 millones de euros de donaciones en el mercado de las tasas de cambio.