Es un documental tradicional, con una voz en “off” que va relatando. Pero su contenido, su profundidad, la sensibilidad y el tiempo para elaborarlo (más de 10 años), la cercanía y empatía que muestra con sus protagonistas), dan como resultado un material que muestra raíces, identidades y una cultura profunda y muy particular. Tan particular que resulta un Chile desconocido, casi ajeno, mucho más integrado y hermano de Argentina de lo que nos han hecho creer.

Ignacio Aliaga lleva varios años al frente de la Cineteca del Centro Cultural Palacio de La Moneda. Y eso hacía creer que su labor como cineasta, como documentalista, estaba completamente postergada. Sin embargo este 15 de agosto se estrena Trapananda (nombre que se daba a la Patagonia), un documental muy conservador en su factura, en su abordaje, pero que nos lleva a conocer a varios de los viejos colonos de Aysén, Coyhaique y Chile Chico.

Trapananda muestra los maravillosos paisajes, esa naturaleza asombrosa y dura, y a sus habitantes. Seres entrañables, rudos y simples, amistosos y acogedores. Los que pudieron colonizar, adaptarse y domar esas tierras rudas. Hombres y mujeres que tuvieron que trabajar y luchar duro para crear su entorno, su medio, formas de relacionarse, de ayudarse, de ser solidarios, de crear comunidad. Comunidad que traspasa hacia Argentina, con sus gauchos, con los que se sienten hermanos y no enemigos o contrincantes (tan lejos de las locuras y estupidez belicista de los 80).

Y muestra las luchas por domar la naturaleza, las adversidades, los abusos de las autoridades y de los grandes inversionistas, incluso con enfrentamientos armados para defender lo que era de ellos –sus tierras, sus animales, sus paisajes, comunidad-, enfrentamiento con 40 carabineros acompañados del representante de un gran ganadero…

Las imágenes actuales se conjugan con fotos y filmaciones en blanco y negro de distintas épocas, dando cuenta de lo que ha cambiado, y lo que sigue casi igual. Además hay otro hilo conductor: la música, tan particular de esa zona, con el inconfundible sonido de los acordeones, instrumento fundamental para acompañar, animar y dar vida a los encuentros sociales, a las fiestas.

Y estas historias, estas luchas hoy están concentradas contra HidroAysén, o más bien en defensa del Río Baker, de la naturaleza, de sus formas de vida y contra la explotación y la depredación.

Trapananda invita a ver otro Chile, otra gente, otras culturas y formas de vivir, de relacionarse. Es en definitiva una gran invitación a mirarse, a reflexionar… o simplemente a mirar, sentir y emocionarse.

http://www.youtube.com/watch?v=I9J8yhkDo5g