Según un reciente estudio publicado en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, aquellos que descansan menos de 6 horas por día podrían ver alterados los niveles de la hormona del sueño.

Un grupo de investigadores de la Universidad Penn State tomaron como referencia estudios que examinaban a sujetos que dormían poco y llegaron a la conclusión que se vieron alterados los niveles de la hormona del apetito y de consumo y gasto energético.

Tras examinar los datos, los investigadores concluyeron que los niveles de la hormona grelina eran mayores que lo normal, mientras que los de la leptina bajaban. Algo muy significativo, ya que la grelina se asocia con un mayor apetito (los niveles de la grelina suben antes de comer y bajan después). Mientras que la leptina se asocia con sentimientos de saciedad, y normalmente se libera como tejido adiposo después de comer. En otras palabras, si duermes poco es más fácil que te sientas con hambre y menos satisfecho.

Según señala la publicación española Runners, dormir poco, en potencia, lleva a estar despierto durante más horas al día y, si tratas de comer algo, eres más propenso a comer productos altos en grasa o azúcares ya que entre otras cosas, es poco probable que la gente opte por verduras a última hora de la noche.

Otro descubrimiento interesante fue que, incluso para gente con déficit calórico que están en una dieta estricta, dejar de dormir altera la pérdida de peso. En este estado, pierdes menos grasa y masa muscular que si se duerme lo que corresponde.