El Parlamento italiano aprobará definitivamente el viernes la ley de Presupuestos para el 2013, tras lo cual el jefe de gobierno Mario Monti presentará su renuncia y revelará si se lanza como candidato a las legislativas de febrero, pese a que una parte de los italianos no le perdonan las medidas de austeridad, los recortes y nuevos impuestos.

La Cámara de Diputados deberá ratificar a partir de las 17H00 GMT los presupuestos y como anunciado el 8 de diciembre Monti deberá oficializar su renuncia ante el presidente de la República, Giorgio Napolitano, tal como está previsto por las normas de una república parlamentaria.

Entre este viernes y el sábado, Monti dimitirá después de que perdió el apoyo en el parlamento del partido de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad.

La víspera, el presidente Napolitano, una figura institucional que debe estar por encima de las partes, comunicó que la fecha “más idónea” para la celebración de las elecciones legislativas es el 24 de febrero.

Según las reglas, las elecciones generales deben celebrarse entre 45 a 70 días después de la disolución del Parlamento, que deberá ocurrir antes de fin de año.

Si bien todos los pasos han sido establecidos por la Constitución, la incertidumbre sigue reinando en la península, ya que Monti, un respetado economista y ex comisario europeo, no ha querido develar si acepta ser el candidato de los moderados y la derecha en los próximos comicios legislativos.

Monti deberá convocar una conferencia de prensa este fin de semana, probablemente el domingo, según la prensa local, y comunicar por fin su decisión tras más de una semana de incertidumbre.

El hombre que suplantó en noviembre del 2011 a Silvio Berlusconi, quien adoptó severas medidas de austeridad elogiadas por la Unión Europea y la finanza internacional y contó por un año con el apoyo de la derecha y la izquierda, no ha querido hasta ahora dar una respuesta clara sobre sus intenciones.

“No ha tomado una decisión”, aseguró a la AFP una fuente cercana al jefe de gobierno, quien esta semana ha sido presionado fuertemente por sectores católicos para que acepte lanzarse a la campaña.

“Podría rebelarse contra las presiones”, observó la misma fuente.

Algunos medios de prensa y editorialistas consideran que Monti, quien fue por diez años comisario europeo para la competencia, prefiere mantener su papel de “hombre por encima de la partes” y aspirar a ser presidente de la Comisión Europea o del Eurogrupo, cargos que se liberarán en pocos meses.

En la decisión de Monti pesa también el resultado de algunos sondeos, en particular de la consultora SWG, que sostiene que el tecnócrata cuenta con el apoyo de sólo el 20% de los electores.

Algunos diarios resaltaron el discurso de Monti pronunciado el jueves en las instalaciones de la Fiat en Melfi (sur) ante miles de metalúrgicos: “No dilapiden los sacrificios hechos”, instó.

“Hablaba a los italianos, inició la campaña”, escribió Il Sole 24 Ore, el diario de los industriales.

Lo que muchos observadores descartan es que Monti acepte el apoyo de Berlusconi, a quien tilda de “bestial egocentrismo” y según el diario Il Messaggero “detesta”.

Según anónimos colaboradores de Monti el silencio que ha mantenido esta semana ha servido a develar “las locuras, debilidades y contorsiones de Berlusconi”, quien ha aparecido a diario en los canales de televisión, maquillado y retocado por el bisturí, y en emisoras de radio para repetir que es el hombre que devolverá el optimismo a los italianos eliminando impuestos sin jamás hablar de los resultados alcanzados en los cerca de nueve años que estuvo en el poder.