La película “Bruja de guerra”, del canadiense Kim Nguyen, relata la historia de una niña congolesa secuestrada y obligada a enlistarse en las milicias rebeldes de la República Democrática del Congo (RDC), estremeció este viernes al Festival de Cine de Berlín, cuyos premios serán entregados este sábado en la noche.

Komona, interpretada por Rachel Mwanza, es una niña de 12 años que vive tranquilamente en su pueblo con sus padres, cuando un día llegan los rebeldes y la capturan. Antes de llevársela la obligan a matar a sus padres con un fusil.

La otra alternativa, le dice el comandante miliciano, será que él los matará con un machete “y sufrirán más”.

En el campamento de los rebeldes Komona sufre un duro entrenamiento y debe esconderse para llorar. Antes de los combates los instructores drogan a los niños milicianos con sustancias vegetales. En uno de los ataques a los soldados la única que sobrevive es Komona, que de esta forma se gana la fama de ser “una bruja”.

Komona se enamorará de un joven miliciano albino apodado “el mago”. Son los únicos momentos de ternura en el filme. En sus pesadillas se le aparecen sus padres que le piden regresar al pueblo a enterrarlos.

La película muestra cómo adoctrinan a los niños, cómo les dan drogas para que resistan, para que tengan una sensación de poder. “No quería ser objetivo, por eso muestro los fantasmas que ellos quizás pueden ver, es como un velo que les permite vivir”, dijo Nguyen.

“Me llevó diez años realizar este proyecto, un largo tiempo para aceptar la dureza del tema y sobre todo para convencer a la gente, a los productores, de hacer esta película”, explicó.

“Una cosa terrible es que las niñas milicianas violadas son repudiadas cuando regresan a sus pueblos. Algunas quieren quedarse en las milicias pues es la única gente que tienen”, señaló el director.

El cineasta, canadiense de familia vietnamita, dijo que había querido hacer “Bruja de guerra” con la mentalidad de un adolescente.

“Quise hacer esta película como si fuese un niño de 14 años, como si no conociera nada sobre las firmas multinacionales que explotan los recursos del Congo, por ejemplo ese mineral llamado coltan, del cual es el primer productor mundial. Quería ver la historia a través de la mirada de Rachel”, insistió.

“El Congo tiene una historia muy rica. Lo que mi filme quiere mostrar es la historia de la tenacidad humana en la era moderna. Es algo inaudito, un testimonio de la era postmoderna. Hay una gran belleza y orden dentro del caos. Es algo muy fuerte el instinto humano de supervivencia en medio de esa naturaleza tan generosa”, dijo Nguyen.