Alejandro Goic presentó su renuncia al Consejo nacional de Educación (CNED) tras la polémica por el cambio del término Dictadura por Régimen Militar.

El miembro del CNED informó su dimisión al Ministro de Educación Harald Beyer, a través de una carta, a cuyo contenido pudo acceder en exclusiva Radio Bío-Bío.

“En ausencia de un Presidente del Consejo Nacional de Educación me permito poner en su conocimiento la renuncia indeclinable de mi cargo de Consejero en ese organismo en razón de mis profundas e insalvables discrepancias con el contenido curricular de la asignatura de Historia, definido por el Ministerio de Educación en el documento ‘Bases Currriculares para la Educación Básica y Media’. En él se omite mencionar los dramáticos acontecimientos históricos en el país como fueron el Golpe de Estado, la Dictadura y la violación a los Derechos Humanos”, señala en la primera parte.

“A mi juicio, una presentación distorsionada de la historia reciente de Chile puede tener consecuencias muy negativas para la formación cívica y moral de los jóvenes estudiantes chilenos”, prosiguió.

Luego agregó que “adicionalmente al desacuerdo fundamental anteriormente mencionado, ha precipitado a mi decisión de renuncia el tenor de algunos juicios emitidos en el debate que sobre esta materia tuvo lugar en las últimas 2 sesiones del Consejo Nacional de Educación”.

El doctor Alejandro Goic, entre otras cosas, le dice al ministro Beyer que el Consejo no está funcionando como corresponde, porque hay un vacío en su estructura, pues de acuerdo a la ley debieron establecer algunos reemplazos que no se concretaron, además de otras anomalías.

“En el año 2009 el Ministerio de la época presentó al Consejo los contenidos fundamentales y transversales del curriculum y los contenidos mínimos obligatorios para la educación básica y media. En Sexto Básico se señalaba en contenidos curriculares: Periodificación de la Historia de Chile republicano, la época liberal, la era del salitre, la democratización de siglo XX, la Dictadura Militar y la recuperación de la Democracia. Para Tercero Medio: Régimen Militar, confrontación de las visiones políticas sobre la crisis que desemboca en el quiebre democrático de 1973, caracterización de los principales rasgos del Golpe de Estado y de la Dictadura Militar en Chile, la violencia política, la supresión del Estado de derecho, la violación sistemática de los Derechos Humanos”.

Acto seguido, hizo el alcance de que “ninguno de los Consejeros, los mismos actuales, hizo observación alguna a los contenidos curriculares señalados. El documento fue aprobado por el Consejo”.

Sin embargo, dos años después -cuenta Goic- a fines del 2011 el actual Ministerio de Educación los cambió y puso en los contenidos de Historia: comparar diferentes visiones del quiebre de la democracia en Chile, el Régimen Militar y el proceso de recuperación de la democracia en el s.XX. En esta nueva redacción -dice el renunciado consejero- se excluyeron las expresiones: “Dictadura Militar”, “Golpe de Estado”, “Supresión del Estado de Derecho” y “violación sistemática de los derechos humanos”.

Es decir, Goic no sólo critica el cambio de término “Dictadura” por “Régimen Militar”, sino que además se excluyeron otra serie de conceptos relacionados con este episodio de la Historia de Chile.

Agrega que “ni el Ministerio, ni los consultores externos, expertos en las distintas disciplinas, ni la Secretaría Técnica del Consejo advirtieron a los Consejeros sobre estas significativas modificaciones en la redacción de los contenidos curriculares de Historia de Chile. Ni éstos percibieron el cambio. En cualquier caso, el Consejo no puede eludir la cuota de responsabilidad que le cabe por las omisiones no advertidas.

“Este cambio radical (…) suscitó como era de esperar, una amplia reacción pública. A raíz de este conflicto, el Consejo ofició al Mineduc señalando su disposición a aprobar una eventual redacción rectificadora que pudiera hacer el Ministerio a las expresiones omitidas en las bases curriculares, la que, hasta esta fecha, no ha sido recibida, aunque el representante del Ministerio en el Consejo manifestó la voluntad de hacerlo a la brevedad. Es de esperar que se restablezca íntegramente el texto de los contenidos curriculares señalados en el texto de 2009″, afirmó.

“No puedo dejar de transcribir al Ministro los términos de mi intervención en el debate sobre esta materia. En ella expresé que a mi juicio en la redacción de los contenidos curriculares de la Historia de Chile no está en juego un problema semántico, ni se trata de una discusión académica, de lo que se trata es una referencia a una situación existencial, dramática, que afectó a decenas de miles de chilenos que en el periodo señalado sufrieron prisión, humillaciones, agravios, torturas, exilio, relegación, desaparición y muerte. De ahí la comprensible conmoción pública que suscitó el cambio comentado. Para ellos y para millones de ciudadanos no cabe duda alguna que el Gobierno de Pinochet fue una Dictadura. También lo fue desde el punto de vista técnico, legal y jurídico”, manifiesta.

Continúa su misiva detallando, “claro está que para quienes tuvieron una vida sin sobresaltos, ignoraron o no quisieron asumir las atrocidades cometidas en ese período fueron cómplices de ella. Se trató de una democracia protegida o de otro eufemismo con el que se ha pretendido disfrazar una realidad trágica de la historia reciente de nuestro país. Al generarse la controversia sobre los contenidos curriculares de historia el asunto fue debatido en el seno del consejo. Era la primera vez en los años en que participo en el consejo que por inducción ministerial se plantea un tema que quierase o no tiene una evidente connotación política”.

Alejandro Goic prosigue, “todo hace presumir que las modificaciones realizadas por el ministerio no fueron fortuitas. Debo decir que para mi fue sorprendente escuchar algunos argumentos en que se confunde hechos concretos indesmentibles, como fueron la dictadura y la violación de los derechos humanos, con las diversas interpretaciones sobre los acontecimientos que condujeron al quiebre democrático en nuestro país. Lo cierto es que no me sentí intelectual ni emocionalmente confortable al escuchar apreciaciones a mi juicio desacertadas de la realidad chilena del pasado.

La carta de renuncia concluye: “en lo personal este es un asunto de la más alta relevancia, porque yo y mi familia vivimos las vicisitudes, incertidumbres y ansiedades de esa época. En su momento expresé públicamente mi rechazo a lo que acontecía en el país porque soy un hombre libre, amante de la democracia y del respeto a las personas, al mismo tiempo repudio todo tipo de dictadura.