China tiene dificultades en responder a la creciente demanda de leche, con un ganado bovino mal alimentado y escaso seguimiento veterinario y una industria lechera que se reestructura descuidando la higiene.

A más de tres años del enorme escándalo de la leche adulterada con melamina, y aunque la confianza no regresó por completo a las góndolas de productos frescos, el consumo continúa creciendo.

Según el instituto Euromonitor, el mercado de productos lácteos en China debería casi duplicarse entre 2010 y 2016, y el de la leche registraría un alza de 25%, un mercado en fuerte expansión en donde compiten los gigantes Mengniu y Yili, con sede en la región de Mongolia interior.

Según otro estudio, el presupuesto que la población urbana destina a los productos lácteos aumentó 40% desde 2006.

Los chinos, que comenzaron a consumir leche luego de Deng Xiaoping y a pesar de su frecuente intolerancia a la lactosa, están ávidos de productos lácteos.

China produce 35 millones de toneladas de leche por año. Un volumen insuficiente: en 2010 el país importó 406.000 toneladas de leche en polvo (récord mundial) cifra que en 2011 ascendió a 550.000 toneladas, es decir la producción anual de 900.000 vacas.

El problema es que una vaca china produce 4.000 a 4.600 kg de leche por año cuando una occidental puede producir tres veces más, subraya Ezra Shoshani, un especialista israelí que aconseja a los productores chinos.

La principal causa es el alimento en silos. “Los granos (cereales) los guardan para el consumo humano y dan el resto al ganado”, explica.

Se agrega a ello los problemas veterinarios y de reproducción del ganado. “Hay muchos cruces de animales de la misma cepa”, señala Karen Mcbride, de la empresa Wondermilk, una explotación moderna de 7.000 vacas cerca de Pekín.

Según ella 30% de las vacas en China sufren de una inflamación de la ubre de origen infecciosa que se cura con antibióticos.

El gobierno es acusado además de ceder a las presiones de la industria láctea al adoptar en junio nuevas normas de calidad, consideradas como las más laxistas del mundo, según los expertos. El límite tolerado de bacterias en la leche cruda fue multiplicado por cuatro.

Arrinconado, el ministerio de Salud se defendió en diciembre alegando que era “rehén” del sector lechero.

Pero recientes escándalos confirmaron los problemas. Algunos productores compensaron la falta de proteínas de leche agregando proteínas de cuero.

No obstante existen motivos para esperar una mejoría en la calidad de producción del sector. El caso de la melamina, que en 2008 mató a seis niños y enfermó a otros 300.000, obligó a las autoridades a cerrar 4.000 centros de colecta de leche.

“La industria dio un salto adelante al pasar de pequeñas producciones en donde no se ocupaban bien de los animales a importantes explotaciones en donde el bienestar animal está a años luz de lo que era”, explica Alastair Pearson, que dirigió la primera explotación moderna de China.

En 2004, 90% de las vacas de China estaban en tropas de menos de diez cabezas. Este porcentaje cayó a 40%. Y 8% forman en la actualidad tropas de más de mil cabezas en donde la productividad es mucho mayor.

Estas producciones lecheras muy modernas importaron ganado desde Uruguay, Australia y Nueva Zelanda, inversiones pesadas pero necesarias.

Nestlé anunció la semana pasada que construiría en China un centro de formación especializado por 312 millones de euros. Y los primeros helados de marca Häagen-Dazs con leche “made in china” llegarán pronto a los supermercados.