Una marcha de indígenas del sur de Bolivia llega este jueves a la central ciudad de Cochabamba, en su travesía hacia La Paz, para exigir la reactivación del proyecto de ruta a través de una reserva natural que fue cancelado en octubre tras una protesta de indígenas amazónicos.

Unos 500 manifestantes, pertenecientes a 30 comunidades indígenas, pasaron la noche del miércoles en las afueras de Cochabamba (400 km al este de la Paz), donde prevén llegar este jueves y descansar hasta el primer día del nuevo año, cuando reanudarán su caminata.

“Esta es una marcha netamente indígena”, declaró uno de los dirigentes de la misma, Reynaldo Semi, sobre la caminata que se inició el pasado 20 de diciembre y que es apoyada por el gobierno del presidente Evo Morales.

La ruta, según el proyecto que apoya el gobierno del presidente Evo Morales, debe atravesar el TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure).

Sin embargo indígenas amazónicos marcharon durante semanas hasta llegar a las puertas del Palacio presidencial, y consiguieron que por ley se cancelara ese proyecto, a regañadientes de Morales, que está convencido de la necesidad de construir esa carretera.

Por eso, el mandatario apoya esta marcha que llega hoy a Cochabamba. De hecho la oposición considera que es el oficialismo el que la financia. “El gobierno no nos está financiando”, desmiente Semi.

El miércoles Morales se quejó de la poca difusión y apoyo que se le da a esta marcha.

“En La Paz toda la derecha, todos los opositores, no importa cual sea el tema, si hay un pequeño movimiento que se oponga a Evo Morales todos se suman a la cabeza de la embajada de Estados Unidos. Yo quisiera ver ahora que algunas ONGs acompañen la verdadera marcha de los hermanos que viven ahí dentro y piden camino”, dijo en un acto público.

La estrategia del oficialismo es contrastar esta marcha con la de los indígenas amazónicos, que -dicen- no habría estado integrada por los habitantes del TIPNIS y porque habría sido financiada por ONG ambientalistas.

La carretera debe unir al poblado cocalero de Villa Tunari (Cochabamba), el bastión del presidente Morales, con San Ignacio de Moxos, en el departamento amazónico de Beni.

Quienes se oponen a la ruta señalan que, de construirse, podría generar la destrucción de esa reserva natural por los colonos, especialmente cocaleros, que puedan llegar allí para instalarse.