¿Sabías que no expresar la ira sería perjudicial para tu salud? Ésta fue la conclusión a la que llegaron investigadores de la Universidad de Educación a Distancia (UNED) de España, en torno a un estudio que analiza la forma en que la ira afecta a la población femenina.

Para la indagación, los responsables analizaron a 327 mujeres -trabajadoras, estudiantes, amas de casa y desempleadas- y diferenciaron la ira en ‘interiorizada’, ‘exteriorizada’ y ‘controlada’ según Muy Interesante.

Tras ello, determinaron que es recomendable que las personas expresen la ira pues, pese a que se asocia a mayores niveles de presión sanguínea y frecuencia cardíaca -entre otros-, volver a la normalidad se logra más rápido que si se reprime.

Sobre aquello Ana M. Pérez-García, coautora del trabajo, indicó que la represión de la ira puede poner en riesgo la salud cardiovascular, pues “hace que esos sentimientos perduren durante mucho más tiempo por lo que, aunque las reacciones no alcancen la misma intensidad, su duración se prolonga, con sus correspondientes alteraciones fisiológicas”.

Sin embargo, la experta aclaró que “verbalizar la ira no significa caer en actos agresivos o violentos”, y que lo aconsejable para cuidar la salud cardiovascular era controlar el enfado y transformarlo en expresiones emocionales más favorables.

“El problema está cuando uno se enoja demasiado y ante demasiadas cosas, especialmente si la mayor parte de las personas, ante esos mismos hechos, no muestra ira o no con tanta intensidad”, añadió Pérez García.

Finalmente, de acuerdo a los investigadores una de las formas para mitigar la aparición de la ira es reevaluar desde un ángulo positivo el problema, recurrir al sentido del humor, hacer ejercicio y distraerse. Asimismo, si se notan indicios de tensión, es preferible tomarse unos segundos y respirar de manera profunda.