Una profunda conmoción causó en Bulnes la tragedia que terminó con la vida de una joven de 21 años y un voluntario de Bomberos, debido a una intoxicación por monóxido de carbono al interior de un pozo usado como fuente de agua para una puntera.
Una cadena de errores, y de responsabilidades que se investigan, provocó la muerte de Silvia María José Abásolo Reyes (21), y de Rómulo Segundo Divas Penroz (52), bombero de la 2° compañía de Bulnes.
Un amigo de la joven profundizaba un pozo de 12 metros, extrayendo agua y barro con una motobomba, cuyo combustible generó monóxido de carbono que adormeció al trabajador que solicitó auxilio.
Silvia bajó en su ayuda, pero se quedó abajo y perdió el conocimiento. Cuando se dio aviso del hecho a Bomberos, un voluntario bajó y sufrió los mismos efectos, señaló el mayor Fernando Sepúlveda, de la Tercera Comisaría de Bulnes.
Para la familia de la joven, bomberos tardó en arribar, aparentemente ocupados en otra emergencia, y desprovistos de equipos adecuados. De hecho, los cadáveres fueron subidos con una cuerda atada al pecho.
Eugenio Medina, asesor jurídico del cuerpo de bomberos de Bulnes y director de la primera compañía, eludió una respuesta clara sobre la precariedad de los implementos o errores de procedimiento.
Pero la fiscal jefe de Bulnes, Maritza Camus, entiende que efectivamente no se tomaron medidas de seguridad mínimas, como el uso de mascarillas.
No se descarta una responsabilidad en el mando de bomberos.
Además, en el hospital de Bulnes fueron atendidos Diego Cifuentes (20), la primera persona afectada y el bombero Rolando Torres (47), ninguno de los cuales está en riesgo vital.
La joven fallecida estudiaba ingeniería en administración en el instituto Virginio Gómez de Chillán, carrera que congeló para dedicarse a la producción de frambuesas, cuyo riego pretendía mejorar precisamente con la puntera a instalar en el fatídico pozo.