Son los Wu, Song y Yamada de Argentina o Brasil, asiáticos o descendientes de asiáticos que se entregaron a la pasión por el tenis de mesa de sus países de origen y que dominan la disciplina en Latinoamérica.

Liderados por asiáticos o descendientes de asiáticos, Brasil y República Dominicana se hicieron este lunes con las dos primeras medallas de tenis de mesa de los Juegos Panamericanos de Guadalajara-2011, las de equipos.

En el caso del de Brasil, conducido por Hugo Hoyama, de origen japonés, que se hizo con su décima medalla de oro en unos Panamericanos; en el de Dominicana por Wu Xue, una china de 31 años nacionalizada en 2003.

Los dos únicos latinoamericanos clasificados entre los 100 primeros en el ránking de la Federación Internacional de Tenis de Mesa (ITTF) son de origen asiático: la mencionada Wu y el argentino Liu Song, presentes ambos en los Panamericanos.

Los asiático-latinoamericanos del tenis de mesa se dividen entre quienes nacieron y aprendieron en Asia, mayoritariamente China, para luego venir a Latinoamérica por motivos profesionales, y quienes descienden de asiáticos que adoptaron el juego como referencia de su comunidad, y entre los que abundan los japoneses.

“Soy brasileña, pero mis bisabuelos son japoneses”, explicó a la AFP Jessica Yamada, jugadora brasileña de 22 años. “Mi papá era jugador, y ahora entrenador, por eso empecé”.

A su juicio, los asiáticos tienen aptitudes que los hacen mejores en tenis de mesa.

“Creo que la cultura tiene mucho que ver con los asiáticos porque todos los deportes necesitan concentración y dedicación, pero el tenis de mesa más, porque has de tener todo bien, el cuerpo y la mente. Y los asiáticos, no sé porqué, pueden estar más tiempo concentrados”, argumentó.

Curiosamente, la sino-dominicana Wu no cree eso: “es sólo práctica. En China es el deporte número uno” y eso explica que exporten nuevos talentos.

La jugadora salvadoreña De-Ying Wang, de 39 años, es hija de un entrenador taiwanés que estuvo enseñando en Latinoamérica y que se asentó finalmente en El Salvador.

De-Ying distingue entre los que como ella aprendieron el juego en Latinoamérica y los chinos que fueron atraídos para elevar el nivel de las selecciones nacionales.

“Nací en Taiwán pero llegué a bien pequeña a El Salvador, a los tres años. Si usted me ve tengo un buen acento español. Aprendí realmente en El Salvador, mi papá me enseñó todo”, sostuvo.

Como Yamada, cree que hay una predisposición asiática al juego: “el tenis de mesa es un deporte de perfección y exactitud, y China tiene mucha disciplina”.

Para Francisco Seijas, entrenador del equipo femenino venezolano que se llevó la plata en Guadalajara, no hay misterio: “tienen más fogueo competitivo, vienen de jugar ligas europeas y asiáticas, mientras que en Latinoamérica no existen ese tipo de ligas”.