Siete marchas de manifestantes de España convergen el sábado en Madrid, la víspera de una nueva jornada de protestas de los “indignados”, el movimiento nacido hace dos meses para denunciar el desempleo, los excesos del capitalismo o la corrupción.

Desde hace un mes, pequeños grupos de manifestantes, armados de sacos de dormir han recorrido el país, saliendo desde ciudades como Barcelona, Málaga o Valencia, deteniéndose en los pueblos para organizar asambleas populares.

Una de las marchas más largas, con unos 130 participantes al final de su recorrido, partió el 24 de junio de Santiago de Compostela, en el noroeste, para recorrer más de 600 kilómetros, hasta llegar a Madrid.

“Hemos sido recibidos bastante bien. Ven que estamos contando la verdad”, explicó Santi, un estudiante de periodismo de 22 años, contactado por teléfono, mientras su marcha se acerca a Madrid.

Según los participantes, algo más de 500 personas han participado en esas marchas.

Tienen previsto unirse en la tarde del sábado en la plaza de la Puerta del Sol, punto emblemático del movimiento, donde se unirán otros manifestantes llegados en autobuses de una treintena de ciudades.

En la tarde del domingo, los “indignados” prevén manifestarse en las calles de Madrid, de nuevo hasta la Puerta del Sol, un mes después de su última gran movilización, el 19 de junio, que había reunido al menos a 200 mil personas en toda España.

En Barcelona, los primeros autobuses se disponían a partir en la noche del viernes desde la Plaza de Cataluña, en el centro de la capital catalana, para recorrer los 600 kilómetros hasta Madrid.

Otros tienen previsto salir desde otros barrios de la ciudad.

“Además hay mucha gente que se ha juntado y se van en coche de a 4 y 5 personas o en furgones”, dijo un portavoz del movimiento en Barcelona.

El movimiento, surgido el 15 de mayo y sin precedentes en el país, reúne a jóvenes, pero también a españoles de todas las edades y capas sociales en torno a reivindicaciones diversas: contra un desempleo récord (21,29%), la precariedad social, los políticos acusados de no representar a los ciudadanos, las derivas del capitalismo.

Ampliamente apoyado en las redes sociales y apoyado por una opinión pública harta de las consecuencias de la crisis económica, el movimiento se ha extendido por todo el país.

En Madrid, los manifestantes ocuparon durante un mes la Puerta del Sol, símbolo de las protestas, antes de desmantelar el 12 de junio su campamento, prometiendo seguir con sus reivindicaciones mediante asambleas populares en todo el país y manifestaciones puntuales.