“¿Copa América? ¿Qué Copa?”, dicen en broma los argentinos intentando mostrar indiferencia pero heridos en su orgullo por la temprana eliminación en casa de la favorita albiceleste del torneo regional, que sigue andando con Uruguay y Paraguay metidos en la final.

En los restaurantes y cafeterías de Buenos Aires abarrotados de parroquianos la noche del miércoles por el Día del Amigo se escuchaban risotadas, discusiones en alta voz, bromas, nada distinto al estilo de los porteños, mientras los televisores devuelven las imágenes del partido entre Paraguay y Venezuela por semifinales ante la indiferencia casi generalizada.

Recién sobre la madrugada, el morbo de los penales que le dio el pase a Paraguay al partido decisivo, y la batahola entre los jugadores de ambos equipos al final, mereció la atención de algunos comensales ya prestos a volver a casa.

“¡Qué suerte Paraguay!”, lanzó ya adormecido Osvaldo García durante una cena entre amigos, lamentando la suerte de la sorpresiva selección vinotinto, y lamentando también que su vino tinto se haya acabado.

“Sí, que suerte”, asienten sin más comentarios sus compañeros y regresan a temas ‘más importantes’, como el próximo balotaje para elegir al alcalde de Buenos Aires, como si el fútbol fuera un tema menor para los porteños.

Ese lacónico diálogo puede multiplicarse al infinito en una ciudad donde la pasión por el fútbol se respira en cada rincón, a tal punto que aquel que no domine el tema corre el riesgo de quedar marginado de muchos círculos sociales, pero de golpe casi nadie habla de fútbol.

Los temas favoritos de diálogo quedaron limitados al psicoanálisis, otra pasión de los porteños de clase media, o alguna cuestión política.

El fútbol de la Copa América pasó de repente a ser menos popular que el béisbol y los medios especializados destinan ahora más espacio a los preparativos de los equipos hacia el próximo torneo Apertura local que al torneo regional, que se juega en casa.

Las programaciones de los canales deportivos previstas con una selección argentina en la final se estiran con decenas de entrevistas y temas de debate sacados de la galera a último momento.

Sólo algunos corrillos mantienen viva la pasión pero para volver a lamentar que el estelar Lionel Messi no haya tenido un rendimiento en la selección argentina como el que exhibe en el FC Barcelona y el repetido debate sobre el deficiente desempeño de la defensa albiceleste.

Los más dolidos se consuelan con la también prematura eliminación del archirrival seleccionado de Brasil y sosiegan sus espíritus recordando que la verdamarilla marró los cuatro penales que ejecutó en cuartos ante Paraguay.

La mayoritaria indiferencia hacia el fútbol de la selección albiceleste seguirá hasta poco antes del comienzo de las eliminatorias sudamericanas al Mundial de Brasil-2014 en octubre próximo, cuando Argentina vuelva a ser la favorita.