El emperador Akihito expresó preocupación por el carácter “imprevisible” de la crisis nuclear que golpea a Japón, y que no deja de agravarse, tras el sismo y el tsunami que mataron a miles de personas y dejaron a 500.000 sin hogar.

El emperador se dirigió a sus súbditos por televisión tras una serie de nuevos incidentes en la central nuclear de Fukushima 1 (250 km al noreste de Tokio) y de un aumento de la radiactividad en la zona.

Los autoridades niponas están en todos los frentes, para tratar de evitar un desastre nuclear, un empeoramiento de la situación humanitaria en las zonas siniestradas y el derrumbe de la tercera economía mundial, semiparalizada por esas hecatombes.

Las principales preocupaciones atañen al estado de la piscina de enfriamiento del reactor 4 de la central de Fukushima 1, donde el martes se produjo un incendio, y del recinto de confinamiento del reactor 2, dañado por dos explosiones.

El portavoz del gobierno, Yukio Edano, indicó que el recinto del reactor 3 pudo haber sufrido averías.

La fuerte radiactividad impidió que los helicópteros se acercaran al reactor 4 para tratar de enfriarlo echándole agua. Un calentamiento excesivo podría provocar una fusión del núcleo del reactor.

Según el jefe de la Comisión Reguladora Nuclear estadounidense (NRC), la piscina de almacenamiento de combustible usado del reactor 4 no tiene más agua, lo que genera niveles de radiación “extremadamente altos”.

“Además de los tres reactores que estaban operando al momento del incidente, ahora mismo también hay un cuarto reactor que genera preocupación. Este reactor estaba cerrado al momento del terremoto”, dijo el jefe de la NRC, Gregory Jaczko.

El jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Yukiya Amano, tiene previsto visitar Japón esta semana. Amano insistió en no comparar la situación en Fukushima con la catástrofe de Chernobyl (Ucrania) en 1986.

Los niveles de radiactividad a la entrada de Fukushima 1 “aumentaron bruscamente” por la mañana antes de descender, informó además Edano.

El portavoz indicó que “cerca de la central” el nivel de radiactividad era de 1.500 microsieverts (1,5 milisieverts) por hora, frente a un nivel habitual de 0,035 microsieverts.

El gobierno evacuó durante unas horas a la cincuentena de operarios que seguían trabajando en la planta, cuyo heroísmo fue saludado por toda la prensa. La mayoría de los 800 empleados de la central ya habían sido evacuados tras el tsunami.

La decisión se adoptó tras la salida de una columna de humo blanco de las instalaciones de la central.