El ejército de Madagascar puso fin el sábado “sin derrame de sangre” a un motín de cuatro días de un grupo de militares que aspiraba a derrocar el régimen de Andry Rajoelina.

Cerca de 400 militares asaltaron el sábado por la tarde un cuartel a unos 15 kilómetros de Antananarivo, la capital, donde estaban unos veinte militares que el miércoles afirmaron haber “suspendido todas las instituciones” del país.

La operación duró aproximadamente una hora y se acabó hacia las 17H00 locales (14H00 GMT), constató la AFP.

Equipados con kalashnikov, algunos de ellos encapuchados, los soldados tomaron posición a la entrada del campo de Bani (base aeronaval de Ivato), donde entraron sin dificultad.

Después de algunos intercambios de disparos, unos diez todoterrenos con cristales oscuros se fueron a toda velocidad del lugar. Los militares, ya menos tensos, fueron dejando sus posiciones y subiendo a los camiones para irse, entre los aplausos de la multitud.

“La operación terminó, (los amotinados) se rindieron”, declaró el presidente de la Comisión de Seguridad y Defensa del Consejo Superior de la Transición (Senado), Alain Ramaroson, cercano al hombre fuerte del país, Andry Rajoelina.

En declaraciones a la AFP, Ramaroson precisó que no hubo “derrame de sangre”.

La intervención se desarrolló “bastante fácilmente, ya que el campo no estaba en las manos” del grupo insurgente, que se había “encerrado en el domicilio” de su jefe, el general Noel Rakotonandrasana.

“Tomamos las medidas que se imponían, sus condiciones eran inaceptables, querían la destitución de la Transición”, argumentó Ramaroson.

Al frente de unos 20 oficiales, el general Rakotonandrasana, un ex ministro de las Fuerzas Armadas y general sin destino, había afirmado el miércoles haber “suspendido todas las instituciones”.

Estas sorprendentes declaraciones, hechas a algunos periodistas convocados rápidamente en Bani, quedaron en papel mojado, sin el apoyo del ejército. En Antananarivo y en el resto de la isla no hubo repercusiones.

Durante cuatro días, y hasta la intervención del sábado, la situación fue totalmente normal alrededor de estos insurgentes, que multiplicaron a través de la prensa sus promesas de “tomar la presidencia”.

El mismo sábado por la mañana, el general Noel Rakotonandrasana reafirmaba su determinación de llegar “hasta el final”, pese al fracaso visible de la acción.

El motín fue lanzado el mismo día del referéndum constitucional organizado por las autoridades y boicoteado por una parte de la oposición. Era la primera cita con las urnas desde la expulsión en marzo de 2009 del presidente electo Marc Ravalomanana y la toma de poder de Rajoelina, de 36 años.

Madagascar se encuentra en una grave crisis política desde finales de 2008 y el principio del movimiento contestatario popular instigado por el ex alcalde de Antananarivo Andry Rajoelina, que acabó con la expulsión de Ravalomanana, hoy exiliado en Sudáfrica.