Más de medio millón de personas de todas las edades celebrará mañana la fiesta más popular de Uruguay, en la cual la consigna es bailar hasta el amanecer al compás de “old hits” para celebrar la “Noche de la Nostalgia”.

El 24 de agosto por la noche el país entero se transforma en una gran pista de baile, con hoteles colmados y fiestas en todas las ciudades.

Los centros comerciales ofrecen vestimenta, pelucas y gafas “retro”, las tiendas proponen lencería erótica y algunos clubes organizan actividades nocturnas para los más pequeños con el objetivo de que sus padres puedan salir a divertirse. Quienes prefieren no salir arman su propio baile en casa con amigos.

El origen de la popular fiesta se remonta a 1978, cuando al entonces dj Pablo Lecueder, que tenía un programa radial de música de los años 60 y 70 bautizado “Old hits”, se le ocurrió organizar una fiesta en la que sólo se pasaría ese tipo de música.

El día elegido fue el 24 porque es la víspera del feriado nacional por el Día de la Independencia y se la bautizó “la Noche de la Nostalgia”.

La idea fue exitosa y empezó a hacerse todos los años, mientras otros locales bailables se sumaban al movimiento nostálgico.

“Paso a paso a través de los años fue creciendo, la gente la fue adoptando hasta que hoy es el día que sale más gente en todo Uruguay y es un movimiento que atrae turistas”, contó a la AFP Lecueder, quien afirma que no se siente el “creador” de la fiesta sino su “descubridor”.

La Noche de la Nostalgia moviliza a 600.000 personas, según la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev), una cifra nada despreciable en un país con 3,4 millones de habitantes y que tiene junto con Cuba una de las poblaciones más envejecidas de América Latina.

La celebración fue institucionalizada por ley en 2004 y desde entonces el gobierno la incluye en sus promociones turísticas fuera de fronteras.

Visto en perspectiva, Lecueder admite que tal vez el nombre “nostalgia” no fue tan bien elegido por la tristeza melancólica que encierra la palabra, pero reconoce que sí funcionó desde el punto de vista del marketing.

Y quienes reniegan de los viejos éxitos musicales tampoco se quedan afuera de la celebración, que cuenta incluso con fiestas “anti-nostalgia”.

“Reíte de la nostalgia”, por ejemplo, se ha popularizado entre los más jóvenes con una propuesta que defiende la cultura pop y convoca a un concurso de disfraces para bailar al compás de una selección musical bizarra.