Los propietarios estadounidenses del Liverpool, Tom Hicks y George Gillet, anunciaron este viernes su intención de vender el club de la Premier League en uno de sus peores momentos, mediante una operación supervisada por Martin Broughton, presidente de British Airways.

Liverpool FC

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Broughton supervisará el “proceso de venta formal” lanzado por Hicks y Geillet y será asesorado por el banco Barclays Capital, según un comunicado.

“Voy a gestionar esta venta de la mejor manera posible, para el beneficio del club y de sus seguidores. El Liverpool es uno de los clubes más importantes del mundo y mi objetivo es encontrar nuevos propietarios que aprovecharán los resultados recientes para lograr el éxito deportivo”, dijo Broughton.

Desde la compra de la entidad en 2007 por parte de los dos hombres de negocios estadounidenses, el Liverpool acumula 237 millones de libras de deuda (unos 270 millones de euros).

La decisión de Hicks y Gillet de vender llegar después de su fracaso para atraer a un inversor que aporte 100 millones de libras para entrar en el capital y hará felices a sus hinchas, muy críticos con los dueños estadounidenses.

Las dificultades financieras del club conducieron a Hicks y Gillet a aplazar indefinidamente la construcción de un nuevo estadio y a reducir significativamente los fichajes, una política que puso a los hinchas en su contra.

Sin embargo todo había empezado bien para los dos hombres de negocios cuando compraron el club en marzo de 2007 e hicieron múltiples promesas, en un año en que el equipo llegó a la final de la Liga de Campeones que terminó perdiendo contra el Milan.

Las relaciones empezaron a deteriorarse cuando el entrenador español del equipo, Rafael Benítez, criticó duramente a los propietarios por su falta de ambición en los fichajes.

Los hinchas recriminan a los estadounidenses de haber incluido en las cuentas del club las deudas bancarias que contrajeron para financiar la compra de 220 millones de libras, usando la técnica financiera del “leverage”.

El resultado es que cada año el Liverpool tiene que pagar 30 millones de libras de deuda.

Con estas dificultades financieras, los ‘Reds’ sufrieron de lleno la crisis financiera mundial, y vieron como los bancos RBS y Wachovia les retiraban poco a poco su apoyo, lo que aplazó la construcción del nuevo estadio.

En lo deportivo, la temporada tampoco está siendo buena, tras una eliminación en la primera fase de Liga de Campeones y con la carrera ya perdida por el título inglés, un trofeo que el Liverpool no consigue desde 1990.

Hicks y Gillett reconocen que el club necesita un nuevo rumbo que le lleve “a un nivel superior”.

Pero el tiempo apremia. Si tarda en aparecer un comprador, las estrellas del equipo, Steven Gerrard y Fernando Torres, podrían cuestionarse su continuidad en el equipo.

El atacante español ya dio a entender recientemente que podría dejarse tentar por otro equipo si el Liverpool no reforzaba su plantilla. Por su parte el Milán podría estar interesado en Gerrard, a punto de cumplir treinta años y que tiene que darse prisa si quiere ganar un campeonato.

El futuro de Rafel Benítez, que llegó al club en 2004, también es incierto. Según la prensa británica la Juventus de Turín y el Real Madrid estarían interesados en ficharle.