Los municipios del Bío-Bío se preparan para un invierno que si bien no debiera ser muy lluvioso, representará un riesgo mayor para muchos sectores debido a los efectos del terremoto.

Ríos que modificaron su curso, terrenos que subieron y un sistema de evacuación de aguas lluvias dañado, son situaciones que han obligado a modificar las campañas de invierno para que la temporada de frío y lluvias no golpee demasiado fuerte a la población.

La Onemi local ya inició los contactos con las municipalidades a objeto de detectar riesgos, orientar a la comunidad, prepararse a enfrentar situaciones de contingencia y coordinar la gestión durante emergencias.

Se teme que los restos de escombros que se ha acumulado en las calles podrían escurrir junto con el agua a los colectores de aguas lluvias. A esto se refirió Jaime Romero, Director de la Oficina de Emergencia de Talcahuano.

Se esperan precipitaciones débiles desde la próxima semana en el centro sur del país y más profusas en mayo, que podrían hacer colapsar el sistema de alcantarillado, ahora más que nunca, si la población insiste en abrir las tapas en días de lluvia, botar basuras y escombros en la red. Ana María Lezcano, Jefa zonal de Essbío apeló a la responsabilidad de las personas.

Las autoridades han identificado varios puntos que podrían ser críticos tras las primeras lluvias. Se teme que en Cocholgue haya deslizamientos, en Chiguayante el canal Papen, debido a los cambios que presentó, pudiera tener un comportamiento no esperado y en Talcahuano la golpeada población Santa Clara nuevamente tenga que soportar lo que durante décadas la hizo tristemente famosa, que las pocas casas que no se llevó el tsunami queden ahora bajo el agua de la lluvia.