Miles de cristianos se dirigen este jueves a Belén, ciudad natal de Jesús según los santos evangelios, para celebrar la Navidad, a pesar de las restricciones causadas por la ocupación israelí que todos los años empañan una de las conmemoraciones más importantes del cristianismo.

Un desfile de ‘scouts’ al son de flautas, tambores y gaitas, marcaron el inicio de las festividades en la Plaza del Pesebre, frente a la Basílica de la Natividad.

Poco antes, en el Vaticano, se informó sorpresivamente que el papa Benedicto XVI celebrará la misa del Gallo 22:00 horas (19:00 horas en Chile), 2 horas antes de lo habitual, para evitar una fatiga excesiva al pontífice de 82 años.

El nuevo horario, que hará terminar la misa poco antes de medianoche, pretende únicamente “hacer menos cansadoras las jornadas de Navidad, en las que el Papa tiene numerosos compromisos”, como la misa de Navidad del 25 por la mañana, dijo el padre Lombardi, portavoz de Benedicto XVI, desmintiendo que tuviera problemas de salud.

La multitud presente en Belén espera la entrada solemne del Patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fuad Twal, al frente de una procesión salida de la Ciudad Santa.

El Patriarca celebrará la misa del Gallo, la tradicional misa de medianoche, en la iglesia de Santa Catalina, aledaña a la Basílica de la Natividad, en presencia del presidente palestino Mahmud Abbas, el primer ministro Salam Fayyad y de los cónsules generales de la Ciudad Santa.

“Aquí Dios nos dio a su hijo y es un momento privilegiado para mí encontrarme con toda la comunidad”, dijo a la AFP Juan Cruz, un mexicano de 27 años.

El retorno masivo de los peregrinos por tercer año consecutivo estimuló la economía de esta ciudad de Cisjordania que había sido gravemente afectada por la segunda Intifada palestina en septiembre de 2000.

La calma impera en la ciudad y el ejército israelí se abstiene, en general, de penetrar en esta zona dotada de un estatuto de autonomía, pero los retenes militares a la entrada de la ciudad de Belén y el muro que separa la ciudad de Jerusalén Este anexada por Israel, recuerdan la ocupación israelí.

Presentada como una “barrera antiterrorista” por Israel, el muro, que debe extenderse a lo largo de 700 km, es calificado por los palestinos como “muro del apartheid”.

“Nos preparamos a recibir a los peregrinos con “faroles y guirlanda pero nuestra pequeña ciudad, que debía ser un símbolo de amor y paz, sigue esperando la paz”, deploró el alcalde de la ciudad Victor Batarseh.

En 2009, Belén recibió la visita de 1,6 millones de turistas, indicó la ministra palestina de turismo Julud Duaibess, que espera la presencia de 15.000 peregrinos para la misa de medianoche.

En el centro de la ciudad, en los alrededores de la Plaza del Pesebre, los vendedores de recuerdos están en plena actividad, despachando iconos, rosarios, pesebres de madera de olivo y otros objetos religiosos.

Como en 2008, 300 cristianos palestinos de la Franja de Gaza, de los 2.500 que viven en ese territorio, fueron autorizados a celebrar Navidad en Cisjordania, anunció el ejército israelí.