Después de meses de especulaciones, este jueves la organización del Festival de Viña, confirmó que este año la tradicional Gala será reemplazada por un programa de televisión que transmitirá el lanzamiento del evento.

“Se trata de un espacio desprovisto de alfombra roja y que se realizará al interior del hotel Enjoy”, explicaron en un comunicado envido a los medios.

Según informaron, el evento también contará “con un número reducido de invitados”, todos ellos figuras con una relación histórica con el certamen y que hayan marcado hitos en el Festival, que este 2020 celebra 61 años.

Aunque no se dieron mayores detalles, el programa contará además con cuatro anfitriones representantes de los canales organizadores del evento, TVN y Canal 13.

Por su parte, la alcaldesa Virginia Reginato, afirmó estar de acuerdo con la decisión. “Me parece bien que los canales organizadores de esta versión del Festival hayan resuelto no hacer La Gala este año y volver al tradicional lanzamiento oficial del Festival, que siempre se realizó para darle la bienvenida a los músicos, cantantes, compositores, artistas e invitados al show internacional y con ello dar el puntapié inicial a un evento que dura seis jornadas”, aseveró.

Archivo | Agencia UNO
Archivo | Agencia UNO

Los cambios se enmarcan en el estallido social y la crisis por la que atraviesa Chile, donde un evento como la Gala y la forma en que se realizaba hasta ahora, podría convertirse en un foco de polémicas y manifestaciones.

Recordemos que la Gala comenzó a dar un giro cuando en 2011 el Festival quedó en manos de Chilevisión y su alfombra roja empezó a ser televisada.

Previamente a eso, se trataba de un evento cerrado donde se invitaba a los miembros del jurado, los participantes de la competencia, algunos rostros de los canales y figuras del espectáculo, a una cena formal que era cubierta por la prensa.

Cecilia Bolocco en 2007
Cecilia Bolocco en 2007

Cuando CHV asumió el evento se usaron algunas ideas de galas y alfombras rojas extranjeras emitidas por televisión y enfocadas más en el glamour. Es así como tuvo imágenes de las llamadas “Manicam” (para exhibir la manicure y joyas de los asistentes), “Shoecam” (para mostrar los zapatos) y “Glam Cam” (una plataforma giratoria que mostraba el look completo).

Debido a la presión por los looks, los invitados también comenzaron a elegir más cuidadosamente sus atuendos, utilizando diseños millonarios de casas de alta moda, que desataron innumerables criticas.

En 2018, por ejemplo, Tonka Tomicic vivió una polémica luego que se dijera que su vestido del diseñador libanés Elie Saab, costaba alrededor de 30 millones de pesos.

Tras las críticas la animadora desmintió aquella información, y aseguró que el traje fue comprado de su bolsillo por medio de Sarika Rodrik, tras verlo durante su viaje a la Semana de la Moda en Nueva York.

Aunque hoy ya no está disponible, la verdad es el diseño fue enlistado por 19.800 dólares, es decir, casi 12 millones de pesos chilenos.

En 2016, en tanto, Marcela Vacarezza llevó un vestido de Tom Ford que habría tenido un valor de 2,8 millones de pesos. Además la colección de joyas de José María Goñi -hechas de rubíes y diamantes- estaba avaluada en 30 millones de pesos

Asimismo, usó unos zapatos de Sergio Rossi de 700 mil pesos y un clutch de 500 mil. Por lo tanto, su outfit en total costaba unos 34 millones de pesos.

Los datos de los costos de los trajes y del evento en sí, provocaron el rechazo de un grupo importante de personas. De hecho, desde hace varios años han surgido voces críticas acerca de los costos del evento y la frivolidad que tiene.

Incluso se han captado algunos carteles en el público con mensajes como: “Tu lujo = mi miseria” y “Con sus vestidos me pago la U”.

Radio Bío Bío
Radio Bío Bío

Asimismo, el año pasado se realizó una manifestación contra la Gala y el municipio viñamarino en las afueras del casino donde se realizaría el evento.

En ese momento los manifestantes, quienes eran dirigentes vecinales, aseguraron estar cansados de la gestión de la jefa comunal y “el abuso del municipio”. “El festival es un símbolo claramente de la corrupción. Aquí hay muchos millones que no llegan a las poblaciones de Viña del Mar”, aseguró uno de los presentes.

Por ahora sólo queda esperar para ver cómo se abordará el evento para seguir siendo atractivo comercialmente y mantener los históricos niveles de rating que ha conseguido todos estos años.