¿Por qué las personas les gusta ver a otros teniendo sexo? Después de todo, si tengo hambre, no me da ningún placer ver a alguien más cenando. ¿Por qué con el sexo es diferente?

Así lo plantea el terapeuta sexual y estudiante de sexualidad humana Stephen Snyder, en una columna del sitio especializado Psychology Today.

Desde su perspectiva, el consumo de pornografía en los adultos, está relacionado con que el ser humano es una “especie altamente sexual”, la cual se siente atraída por otros similares.

“Hace mucho, cuando no habían puertas en las habitaciones, el sexo debe haber sido un evento algo público. Si veías o escuchabas a una pareja teniendo sexo, eso debe haber sido un incentivo para unirte“, compara el especialista.

Actualmente, las parejas comprometidas mantienen relaciones sexuales por todo tipo de razones no reproductivas, como sentirse mejor o reforzar su compromiso mutuo.

“Es probable que el sexo promiscuo en las llanuras de África hace cien mil años o más, ayudara a calmar las tensiones sociales y a impulsar la cooperación y el bienestar comunal“, añade.

El auge de la pornografía

De acuerdo a la explicación del especialista, a lo largo de la historia, el ser humano nunca perdió la tendencia de ver a otros teniendo sexo, “así como sucedía hace cien mil años, está en nuestro ADN“, afirma.

En este contexto, apunta a que en el siglo XXI, la pornografía se ha convertido un producto de consumo diario para muchas personas.

Cabe señalar que según el informe anual que elabora el sitio Pornhub, Chile ocupa el lugar 39 en el mundo, con 33,5 mil millones de visitas el 2018.

Vice
Vice

“Muchas personas parecen aceptar el hecho de que sus parejas entren a internet regularmente para ver a otras personas teniendo sexo“, añade el psicólogo.

No obstante, debes considerar que el problema comienza cuando sientes más placer con una imagen en tu computador, que con tu propia pareja. “Con frecuencia, la mejor solución es asegurarte de que tienes más orgasmos en la cama, que delante de una pantalla”, enfatiza.

Una herencia evolutiva

De este modo, el hecho de que la mayoría de las personas disfrute viendo a otros teniendo sexo, “es claramente parte de nuestra herencia evolutiva”, asegura.

Asimismo, la mayoría puede manejar este impulso sin que abrume los lazos sexuales con la pareja. No obstante, también puede crear una multitud de problemas.

“En esos casos, puede ser muy valioso entender qué tan profundamente está arraigado ese impulso en la historia temprana de nuestra especie“, concluye.