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Resumen generado con Inteligencia Artificial y revisado por el autor de este artículo.
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En la vida cotidiana, es común tener amistades con las que compartimos gratos momentos, pero también existe el lado menos positivo de la interacción social, como cuando alguien habla excesivamente de sí mismo. La psicóloga Marcia Stuardo, del Centro de Vida Saludable de la Universidad de Concepción, destaca la importancia de mantener conversaciones recíprocas, sugiriendo establecer límites al iniciar una charla y ser asertivo al expresar las propias emociones. Stuardo recomienda formular preguntas abiertas durante la conversación para mantener un equilibrio en la interacción, y señala que la falta de reciprocidad puede llevar a la frustración y a relaciones superficiales. Además, destaca que hablar en exceso de uno mismo puede ser una forma de buscar validación o gestionar la autoestima, aunque también puede indicar un problema subyacente como cuadros de ansiedad. En última instancia, la experta enfatiza la importancia de establecer límites y cuidar el bienestar emocional al mantener relaciones saludables y equilibradas.

En la vida diaria, es común que tengamos varias amistades, donde lo usual es compartir gratos recuerdos y conversaciones. A propósito de esto, también hay un lado B, en que la interacción se puede volver agotadora. En este punto, nos referimos a la conducta excesiva de hablar mucho de sí mismo.

Respecto a este comportamiento, BioBioChile conversó con la psicóloga Marcia Stuardo, quien es parte del Centro de Vida Saludable de la Universidad de Concepción.

Para la especialista, hay que considerar que las conversaciones no son unilaterales (donde habla solo una parte) sino que son recíprocas (correspondencia de uno a otro).

Por lo tanto, si provoca cierto desgaste, es importante aplicar límites al momento de iniciar una conversación. Al respecto, podemos decir “a la otra persona que cuando me toca hablar, me gustaría poder expresar lo que siento”, explica en sencillo Marcia Stuardo a BBCL.

Desde ese punto de vista, conviene “ser asertivo”, o sea, durante la charla, tratar de formular algunas preguntas abiertas, argumenta Stuardo. “Cuando cuente un tema personal, como una anécdota, pero donde la otra persona lo da vuelta y rápidamente se convierte en una anécdota del otro, es importante hacer preguntas como ‘¿qué opinas de esto?’”.

Por otra parte, es necesario reflexionar que la dinámica puede mantenerse durante un tiempo, subraya la psicóloga.

En esta misma línea, hay que comprender que podemos ajustar nuestro estilo de comunicación, puesto que el cambio de actitud puede ocurrir de forma lenta, en especial, si otras personas dieron constancia de esta incapacidad.

Así las cosas, la experta aconseja que es necesario buscar espacios que ayuden a tener una conversación “más equitativa”. ¿Cómo es eso? En este caso, pueden ser actividades en grupo o incluso practicar algunos juegos.

También, hay que realizar un análisis para determinar cómo me hace sentir la otra persona, sostiene Marcia.

Buscando una conversación recíproca

En referencia, si es posible que otra persona que no se destaca por poner atención, efectivamente lo haga, la psicóloga estima que se puede intentar reflejar la conducta. “Hay que hacer notar que esta persona está hablando mucho de ella, pero esto también es de forma asertiva”.

A todo esto, también podría servir ser más directo y comentar que a veces la otra persona, siempre habla de ella misma. Es posible decir de modo simpático que mi amigo hace un “stand up comedy”, relata Stuardo.

Es más, vendría bien dar cuenta de que las conversaciones tuvieran cierta retroalimentación, como que “me hagan preguntas, demostrar que hay interés para poder sentir ‘que tú me interesas’”.

Contexto

A la larga, también Marcia Stuardo expresa que al no poder lograr una comunicación recíproca, esto puede generar “frustración”, debido a la imposibilidad de comunicarse. “Es posible que esto se transforme en una relación superficial, en que ya necesitemos buscar a otras personas para compartir”.

En cierta forma, esta incapacidad de poder ser escuchado puede hacer sentir a la persona que “sus temas no son importantes, lo que puede generar aislamiento”, enfatiza Marcia.

¿Por qué hay personas que hablan mucho de sí mismas?

El ser autorreferente también puede ser interpretado como una búsqueda de ser validado. En este sentido, Marcia Stuardo, resalta que hablar de uno mismo es una manera de expresión de la propia identidad. “Hablar de uno mismo, nos define quienes somos, también refuerza el ego y la autoestima. También puede ser una necesidad interna de gestionar una autoestima más baja o débil”.

Aunque puede ser una conducta aprendida, la especialista advierte que es distinto que un niño sea autorreferente, que un adulto que repite esta conducta en el tiempo.

“A medida que crecemos, nos damos cuenta de que existe otra persona que también tiene la necesidad de ser escuchado. Además, hablar de uno, puede ser interpretado como una manera de sentir empatía, no obstante, hay una delgada línea en esto. Muchas personas usan este recurso para sentir empatía por los demás. Aquí hay que verlo en un contexto más general, cómo esa persona actúa habitualmente, y claro, si estas personas que tienen estos rasgos de aprobación superlatentes puede ser que actúen mal, donde expresan una conducta inmadura”.

Cómo reconocer a una persona que habla en exceso de sí misma

Por otro lado, las personas que tengan este rasgo, puede que hayan sufrido maltrato o que tengan cuadros de ansiedad. Asimismo, esto es ocupado para darle un sentido al propio relato. “Cuando ocurre estas situaciones, habitualmente son personas que necesitan decir: acá estoy”.

Tampoco hay que recurrir rápidamente en etiquetar si esta conducta corresponde a una narcisista, sostiene Marcia.

Una manera de reconocerlos es que pueden ser personas “muy sociables, que hablan de todo y que son personas bastante extrovertidas”.

“Pero también suelen ser personas que hablan de temas íntimos y profundos muy rápidamente, es decir, pueden ser personas con quienes no tengamos un gran vínculo”, acota.

Sin embargo, otra señal de alerta es que si damos nuestra opinión, pero vuelven a reiterar el mismo problema mediante un monólogo, y tratan de validar su punto de vista, es importante reflexionar sobre ello.

Finalmente, Marcia Stuardo describe que una relación de amistad, debe ser un espacio seguro, donde cada uno pueda expresarse. “Donde podemos compartir lo que nos preocupa y nos angustia”, expresa a BBCL.

“También es importante tener una escucha activa, donde escucho genuinamente las emociones. Si una persona me habla, es porque quiere saber de mí, no que quiera darme la vuelta para decir todo lo que ha hecho. De igual modo, hay que tener límites claros y ‘decir yo quiero hablar’, haciéndolo de manera asertiva”.

Igualmente, la psicóloga explica que no hay nada de malo, que una relación se base en que una persona escuche y la otra solamente hable. “El tema está en cuando, no me autorregulo”, complementa.

Al mismo tiempo, si estos hechos me llegan a afectar, es posible replantear el tipo de vínculo que tengo, expresa la profesional. Aunque esta decisión, también puede ser muy dolorosa. “Puede tratarse de una persona que queremos mucho, de una amistad de mucho tiempo, pero si sentimos que el vínculo es agotador, que a pesar de que hemos hablamos, no hay una disposición al cambio. Si es una relación que se trata de escuchar quejas y no me está favoreciendo, ahí es superválido terminar. Esto puede suceder al principio de la relación, en que me doy cuenta de que no se cumplen ciertos criterios de que lo que busco, como sentir validez emocional o ser escuchado”, expresa Stuardo.

“Si lo prefiero puedo reducir la interacción, pero ojo, al terminar una relación, puede significar vivir un duelo, puesto que se trató de un vínculo significativo. El autocuidado personal y el establecer límites, como mi sensación de bienestar emocional y psicológico, es importante de cuidar”, cierra.