¿Alguna vez te has imaginado cómo sería tomar leche, con sabor a leche, pero que no tenga una sola gota de leche? Pues aunque no lo creas un grupo de jóvenes chilenos lo ha hecho posible.

Nos referimos a The Not Company, compañía que escapa de los parámetros de lo que podríamos considerar como una empresa “tradicional” y que imita productos animales utilizando componentes vegetales.

“Somos científicos detrás de la iniciativa, si, pero no de esos que usan bata blanca y experimenta con ratones, tampoco de los que le gusta cruzar peras con manzanas para hacer una ´Perzana´, no”, sostiene el equipo en su sitio web.

“Somos de esos que les gusta Star Wars, que usan poleras de la NASA, que toman el café sin azúcar, de esos que van al gimnasio para poder tomarnos un schop en la noche sin culpa, de esos más humanos que reconoce la condición humana de que cambiar nos cuesta, y mucho”, advierten.

A pesar que los protagonistas de esta historia son chilenos, la idea se gestó en Estados Unidos, país al que Matías Muchnick llegó para estudiar Bioquímica en California.

Fue ahí donde conoció a Pablo Zamora y Karim Pichara, con quienes comenzaron a desarrollar la idea de lo que posteriormente conoceríamos como The Not Company.

Pero faltaba un cuarto integrante para que el grupo se consolidara en su nueva misión: un computador llamado Giuseppe, el que deconstruye molecularmente productos animales para luego reconstruirlos, con la particularidad que lo hace utilizando moléculas idénticas que fueron previamente obtenidas de otras fuentes vegetales.

The Not Company

De esta manera son capaces de crear leche utilizando arvejas, chocolate en base a champiñones o mayonesa de lupino. Esto lo hace sumamente interesante ya que estamos hablando de productos sustentables, que no usan transgénicos.

“Para hacer esta mayonesa ocupamos el 2% del agua, un 5% de la extensión de la tierra y el 1,5% de la energía que usa una mayo normal para ser procesada. Gases invernaderos casi no tenemos, por eso estamos certificados como una empresa B”, señaló Muchnick a la revista nacional Paula.

Cabe consignar que el científico, de apenas 27 años, busca reconstruir un trozo de carne utilizando la impresión en 3D. Y como no quiere dejar ningún detalle al azar, también tiene considerado imitar el sangrado, para lo que tiene en mente utilizar moléculas de poroto.

“Si voy hacer un steak, tiene que sangrar”, declaro al citado medio.

El éxito de estos motivados emprendedores los ha llevado a recibir ofertas de 8 millones de dólares por el 20% de la compañía, y su iniciativa ya ha sido destacada por diversos medios de todo el mundo.

Aún cuando en una primera instancia tenían contemplado ofrecer sus productos a partir de julio, finalmente se vieron en la necesidad de atrasar la fecha para agosto, información que fue confirmada -en su propio estilo- por la compañía en su Facebook.