Una práctica que probablemente suele ser utilizada con frecuencia en la salud femenina, resultaría ser perjudicial a largo tiempo. Hablamos de orinar en la ducha, este hábito, junto con otros, pueden dañar nuestro piso pélvico.
María Pérez, fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, afirmó que algunos hábitos cotidianos percibidos como “inofensivos” para la salud íntima femenina, pueden perjudicar el funcionamiento del piso pélvico y derivar en pérdidas de orina.
Este último incluye la vejiga, los intestinos, el recto y la uretra. En las mujeres, también incluye el cuello uterino, el útero y la vagina.
“Muchos de los hábitos que creemos inofensivos, como aguantarse las ganas o hacer pis en la ducha, pueden acabar alterando la forma en la que trabaja la vejiga y afectando al suelo pélvico con el tiempo”, expresó Pérez, según consigna Europa Press.
Por qué no debes orinar en la ducha
En el caso de orinar en la ducha, la postura de pie no permite una completa relajación del suelo pélvico ni la correcta activación del músculo detrusor, que es el encargado de almacenar y expulsar la orina, lo que puede interferir a largo plazo con la forma natural en la que se vacía la vejiga.
Junto con ello, la experta explica que el cuerpo se condiciona por el sonido del agua y las ganas de orinar.
En ese sentido, Pérez afirma que situaciones como entrar en contacto con agua fría o escuchar el sonido del agua fluir, pueden provocar ganas de orinar, un condicionamiento que en algunos casos puede estar acompañado de pequeñas fugas, sobre todo en situaciones donde la musculatura pélvica se puede encontrar debilitada, como en el posparto, la menopausia o tras ciertas cirugías.
Aquello es afirmado por el doctor Jamin Brahmbhatt, cirujano urólogo y robótico del Hospital Orlando Health South Lake, quien explicó al sitio Health que cuanto más tiempo permanece la orina en la vejiga, más débiles se vuelven los músculos del suelo pélvico.
Estar suspendido sobre el inodoro o de pie en la ducha impide que la pared muscular de la vejiga se relaje, por lo que es posible que esta no expulse la orina por completo, lo que debilita el suelo pélvico.
Esto último provoca que aumente el riesgo de incontinencia urinaria, una necesidad incontrolable de orinar, o en su defecto, fugas de orina.
Por su parte, el urólogo Neel Parekh, afirmó a Clínica Cleveland: “Normalmente recomendamos que tanto hombres como mujeres orinen en casa sentados, con las piernas abiertas. Esto facilita la relajación de los músculos del suelo pélvico, minimiza el esfuerzo y aumenta la probabilidad de vaciar la vejiga por completo”.
Aguantar las ganas de ir al baño y no sentarse bien en el inodoro
Otro comportamiento tan común como perjudicial es aguantar las ganas de ir al baño durante mucho. Al convertirse en rutina, la vejiga se acaba acostumbrando a llenarse más de lo ideal, lo que podría alterar su funcionamiento y pudiendo influir en el suelo pélvico.
Del mismo modo, no sentarse completamente en el inodoro por higiene o no relajar el suelo pélvico impide que la vejiga se vacíe por completo, lo que puede dar lugar a una acumulación de orina residual, aumentando así el riesgo de infecciones urinarias y contribuyendo a la pérdida de tono muscular del suelo pélvico.
Es por ello que la fisioterapeuta destaca la importancia de entrenar y fortalecer el suelo pélvico, consiguiendo así una buena salud urinaria.
“(…) Para lograrlo, entre otras opciones, existen ejercicios específicos como los Kegel, que bien hechos y con constancia, pueden dar muy buenos resultados”, explicó.