Lo que ocurre en Afganistán y la preocupante amenaza que supone el nuevo régimen para las personas, en especial para las mujeres y niños de ese país, hacen valorar los logros en equidad de género, pero también nos invitan a reflexionar en lo fácil que es retroceder.

El mundo del trabajo es uno de los ámbitos en que mayores desafíos se deben alcanzar, y de acuerdo con un estudio global realizado a líderes consolidados y emergentes, los Millennials se muestran confiados en que serán ellos la generación que logre la equidad plena, aunque consideran que dicho objetivo tomará al menos 20 años.

Uno de los grandes obstáculos es la presencia de una arraigada cultura masculina, la cual es independiente del género de la persona y que obliga, en un primer nivel, a conversaciones para sincerar prejuicios, miedos, estereotipos pues ellos en su conjunto, condicionan patrones de relacionamiento que se han normalizado y, no se percibe que las organizaciones tengan la tarea de mirar la forma en que se relacionan.

Para lograr equidad no basta con establecer un programa, ya que por sí sola esta es una acción estéril. Es clave partir con un diagnóstico de cultura corporativa para conocer qué se opina y siente en relación con la diversidad y conocer el nivel de adhesión y/o resistencia frente a procesos inclusivos.

Los lamentables episodios de Afganistán son una oportunidad para reflexionar sobre la sociedad que queremos y la invitación es a tener conversaciones sinceras y respetuosas respecto de equidad, y luego establecer compromisos para el desarrollo de una cultura inclusiva sostenible y que no tenga excepción.

Hablemos sin cesar sobre esto porque los que están siendo silenciados no lo podrán hacer.

Anabella Capetillo
ManpowerGroup Chile

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