Tras el término de este proyecto FIC-R, la Universidad del Bío-Bío potenció su capacidad para desarrollar proyectos complejos. Aunque el proyecto se concentró en la industria relacionada con la construcción industrializada, las capacidades permitirán apoyar el diseño de prototipos de máquinas o sensores en cualquier rubro.

Fomentar la creación de valor en la región es uno de los desafíos más urgentes a la hora de potenciar el desarrollo de los sectores productivos del Bío Bío. Precisamente, este es el objetivo del proyecto FIC-R “Actualización de competencias tecnológicas para las pymes de la región”, ejecutado por la Universidad del Bío-Bío (UBB) y financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC-R) del Gobierno Regional.

Para crear valor, el desarrollo de tecnologías para las industrias locales es un factor clave. Es aquí donde las universidades juegan un rol clave para formar capital humano competente para utilizar tecnologías desarrolladas en cualquier parte del mundo que permitirán resolver problemas específicos en la industria local, transformándose en centros capaces de apoyar a la empresa en las diferentes etapas.

“El ideal sería tener redes de laboratorios integrados en las universidades, ya que es tanta la necesidad y tan pocas las manos que aquí no hay espacio para competir, sino que para cooperar entre diferentes entidades que pueden apoyar el desarrollo de nuevas tecnologías”, explicó Johan Guzmán, profesor asociado de la UBB y coordinador del proyecto.

“Este proyecto buscó convertir a la Universidad en un centro de prototipado para dar servicios internos y externos a gente que quiera partir por una pyme o empresas ya maduras, que quieran hacer escalamientos tecnológicos, en el fondo dar las capacidades para hacer estas fábricas”, aseveró Guzmán.

UBB desarrolló proyecto FIC-R
Universidad del Bío-Bío

Trabajo con empresas

Un ejemplo de esto es que tomando en cuenta el déficit de 641 mil viviendas a lo largo del país, la construcción de viviendas industrializadas se ve como una solución, con la capacidad de entregar edificaciones de alta calidad térmica, acústica y alto confort, con menores tiempos comparado con la construcción tradicional.

A lo largo del proyecto FIC-R desarrollado por la Universidad del Bío-Bío, se generaron auditorías tecnológicas que emparejaron a empresas con necesidades tecnológicas para sus procesos, con entidades que pudieran proveer estos requerimientos.

En el caso de las viviendas industrializadas, se realizó el nexo entre compañías de construcción con la necesidad de mejorar sus sistemas de cortes de paneles, con empresas de ingeniería capaces de generar los diseños de máquinas para estos fines, costeando el inicio de este desarrollo y así ayudar a dar solución a la crisis habitacional del país.

La tecnología al servicio de Chile

Este sería uno de los caminos a seguir, apuntan desde el equipo a cargo de la iniciativa, y esto se explica principalmente a que Chile, por su ubicación geográfica, es uno de los países que se encuentra más lejos de las cadenas logísticas del mundo, lo cual encarece los costos a la hora de importar o exportar productos, por lo que apostar por el desarrollo de tecnologías para los rubros productivos se sitúa como una opción viable.

En países como Nueva Zelanda, Australia o Sudáfrica -que nunca han dejado de depender de la producción primaria-, de manera paralela, cuentan con una industria que ofrece servicios tecnológicos a todos los rubros primarios y que potencian otras industrias con sus avances.

“Una de las cosas que se pueden establecer, es desarrollar la industria apostando por la generación de tecnologías”, señalan desde el equipo del proyecto, enfatizando que Chile es un país minero, agrícola, forestal y pesquero.

Proyecto FIC-R desarrollado por la UBB
Universidad del Bío-Bío

¿Cómo aplicar la tecnología?

Sin embargo, esta no solo es la realidad del país, sino que existen más lugares de América donde estos rubros son importantes, permitiendo que los desarrollos tecnológicos que se podrían comenzar a implementarse en suelos nacionales pueden ser analizados desde el inicio, teniendo como objetivo mercados más allá de las fronteras, a fin de optimizar el trabajo y abrir puertas para el desarrollo económico de Chile.

Ejemplos concretos de esto serían desarrollos para las industrias pesqueras, mineras y agrícolas que pueden ser competitivas tanto en Chile como en países vecinos, desarrollos en sonorización, equipos robotizados o tecnologías de información donde todos los estados de un proceso podrían llegar a la palma de la mano de los encargados en cualquier lugar del mundo, gracias a aplicaciones para monitorear estas labores de manera remota.

Otro caso de aplicación de tecnologías se observa en las granjas ganaderas. En Chile se requiere mucha mano de obra, mientras que, en países como Nueva Zelanda, se ocupa cinco veces menos personal, ya que desarrollan e implementan automatización, robótica y sensores, lo cual reduce costos y “es este el tipo de cosas que se debe implementar en Chile”, señalan desde el equipo de profesionales que trabajó en el proyecto a fin de disminuir la brecha tecnológica entre pymes y grandes empresas.

¿Y qué pasa con el empleo?, esta disminución en la necesidad de mano de obra no capacitada obliga a redirigir esfuerzos hacia la capacitación de trabajadores para hacerlos competentes en el uso y mantenimiento de estas nuevas tecnologías.

Recuperar las confianzas

En la actualidad, las universidades cuentan con unidades de emprendimiento, de innovación y vinculación, quienes son los encargados de articular a las pymes, con la universidad y el mundo privado. Eso fue lo que hizo la UBB en el marco del proyecto FIC-R, se compraron equipos por parte de la casa de estudios y se intervinieron en pymes a fin de atender sus necesidades.

Sin embargo, aún quedan temas por resolver para lograr un camino expedito hacia este tipo de asociaciones. Una de ellas es la generación de confianzas y este es uno de los problemas más grandes que existen en Chile, afirman desde el equipo del proyecto. Por ello, es vital para las universidades y las empresas conversar.

“A veces ni siquiera se trata de ir directamente a intervenir, sino que se conozcan, que se den instancias de reuniones entre grupos de empresarios y profesores. Hay un tema de confianza y para eso, hay que conversar primero, para no generar falsas expectativas”, enfatizó Guzmán.

El profesional agregó que “para lograr el desarrollo social es necesario tanto presentar la tecnología desde la infancia, en el colegio, como recordar que esta es una sociedad envejecida, donde la mayor cantidad de trabajadores ya pasaron por el colegio, entonces hay que tener programas de reconversión tecnológica, reconvertir y capacitar”.

Universidad del Bío Bío concretó proyecto FIC-R
Universidad del Bío-Bío