Dramático es el estado de polución del agua en el sector Carelmapu de Maullín. Incluso, los vecinos han dado cuenta de gusanos al abrir las cañerías. Mientras los habitantes deben comprar bidones de agua a 3 mil pesos, las autoridades aseguran que han apurado los proyectos en la materia.

La suciedad del agua para consumo en el sector Carelmapu de Maullín, en la región de Los Lagos, preocupa a los vecinos, quienes incluso optan por comprar bidones. El hedor del agua es otro problema que afecta a los habitantes de la zona. De esta forma, cuestionan el rol que están cumpliendo las autoridades para solucionar esta urgencia.

Para la gran mayoría de la Región de Los Lagos, acceder a agua potable no reviste ningún conflicto: le bastará con abrir la llave y saldrá cristalina a la hora que la necesite. Pero esa realidad no es así para todos.

Y ese es justamente el problema: hace meses Radio Bío Bío Puerto Montt viene informando que en Carelmapu, reconocido sector de Maullín, la situación ya no da para más, porque el hedor y turbiedad del agua ya no se soporta.

Cualquiera que vea de cerca esta situación, no le parecería normal, aún cuando es el cotidiano de cientos de personas, entre ellos adultos mayores, niños y trabajadores. Todos deben lavarse, cocinar, tomarse un mate o un té con la contaminada agua.

Alicia Muñoz, auditora de Radio Bío Bío Puerto Montt, contó lo que implica tener acceso a un agua que no sirve, y que los expone a arruinar prendas de vestir al momento del contacto con el líquido sucio.

El tema es que como el agua no es potable, los que pueden han optado por comprar bidones, estos cuestan 3 mil pesos cada uno. Por si fuera poco, a la vez pagar la cuenta de la Cooperativa de APR del lugar, agregó Alicia.

“Hay personas adultas mayores que andan buscando agua en los pozos, con carretilla”, fueron parte de sus palabras.

Consultado por esta impresentable situación, el alcalde de Maullín, Nabih Soza, comienza indicando que de forma increíble, a pesar de ser un problema histórico de Carelmapu, al llegar al municipio no encontraron ningún avance de proyecto en la materia.

Hoy hay cuatro acciones por implementar: primero, limpiar pozos, estanques y cañerías para mejorar la actual condición, lo que ya está con aprobación técnica. Y en paralelo, mejorar la presión de agua, a la espera de los recursos de la Subdere.

Pero además, agregó Soza, se requiere un estudio hidrobiológico para buscar otras captaciones de agua, o considerar una planta desaladora, lo que requerirá nuevos sistemas de alcantarillado y planta de tratamiento.

La seremi de Salud subrogante, Marcela Cárdenas, por su parte, manifestó su preocupación al reconocer que hay metales en el agua de forma natural, pero además por situaciones especiales que han ocurrido en el sistema de tratamiento.

La autoridad sanitaria aseguró que hoy martes se hará una nueva visita de los fiscalizadores para verificar la situación en terreno y, si es necesario, gestionar la llegada de camiones aljibe a Carelmapu.

El tema es que más allá de estas soluciones temporales, necesarias, pero de parche al fin y al cabo, lo definitivo o al menos un avance en la materia, no está en la zona.

Y como dicta la experiencia, ahí está una parte importante de los problemas: el centralismo de este país. En Santiago, donde se deciden los recursos, no les importa con un carácter de urgencia lo que ocurre con los habitantes de Carelmapu.

¿Está realizando gestiones el gobernador regional, Patricio Vallespín, escogido por la gente, para que esto se apure? ¿Qué está haciendo el delegado presidencial, Carlos Geisse, para “sensibilizar” a su Gobierno de esta grave espera? ¿Estará el alcalde Nabih Soza, siendo una presencia constante en la capital para exigir lo que se necesite?

Si la respuesta es no, quizá tengan que replantearse sus propios cargos, si la respuesta es sí (y se quiere confiar en eso), será una buena medida para ver cuánto pesan las autoridades en la capital respecto de los temas realmente importantes para la gente.

Cristián Valdebenito
Periodista Radio Bío Bío Puerto Montt