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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Marcos Antonio Solís Castro, condenado por secuestrar a una trabajadora de AFP Provida en Las Condes en noviembre de 2024, confesó que buscaba morir durante el incidente. Fue sentenciado a cuatro años de presidio, pero la pena fue reemplazada por libertad vigilada intensiva. Prohibido acercarse a la víctima y la sucursal por cuatro años. Tras un tenso operativo policial, se rindió y enfrentó la justicia.

Marco Antonio Solís Castro, hombre que tomó de rehén a una trabajadora de la AFP Provida en Las Condes el 11 de noviembre de 2024 y fue declarado culpable de secuestro, habló diez meses después del hecho, confesando que colapsó y que en esa jornada buscaba morir.

El Tercer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago lo sentenció a cuatro años de presidio menor en su grado máximo el pasado 14 de agosto por el delito consumado de secuestro. La pena fue sustituida por libertad vigilada intensiva, debiendo comparecer en el Centro de Reinserción Social de Gendarmería.

Además, se le prohibió acercarse a la víctima y a la sucursal de AFP Provida en Las Condes por cuatro años.

Tras el juicio, Solís recordó lo ocurrido en noviembre, alrededor de las 12:00 horas, evento que se prolongó por más de siete horas.

Hombre que tomó de rehén a trabajadora de AFP confiesa que buscaba su muerte

Durante el operativo policial en la sucursal de avenida Apoquindo, que incluyó a un francotirador del GOPE de Carabineros, Solís, viudo de 55 años, tomó de rehén con un cuchillo a una ejecutiva del recinto.

Antes de que la situación escalara, Solís acudió a cobrar una pensión de sobrevivencia. En ese momento, no buscaba pagos en cuotas de $5 mil durante 14 años, sino un pago único de $1 millón.

Tras tomar de rehén a la trabajadora, inició un tenso diálogo con el suboficial John Neira, de la 17° Comisaría de Las Condes. Durante la tarde, Solís buscó en varias ocasiones morir.

En los intercambios con Neira, aseguró que “una bala es más barata”.

En diálogo con Informe Especial de 24 Horas, afirmó: “Sin dinero, sin pastillas. Sin ver un futuro promisorio y querer alejarme de esta sociedad y del mundo. Yo reventé, colapsé, prácticamente ni medité“.

Además, relató que tomó dos cuchillos y un bolso, dirigiéndose a la sucursal de Las Condes porque allí era posible recibir “un tiro en la cabeza”.

Pedía yo un tiro en la cabeza. Le pedí por favor. Lo pedí a garabatos. Lo pedí llorando. De todas las maneras, se los pedí“, confesó.

“Una sola bala aquí”

Más de seis años después de la muerte de su esposa Paulina, ocurrió el incidente en la sucursal de AFP Provida. Solís aseguró sentirse “muy mal atendido“.

Durante la negociación con Carabineros, incluidos Neira y el comandante José Vielma, Solís se apuntó al pecho: “Una sola bala aquí“, reiterando su objetivo en varias ocasiones.

Un tiro en la cabeza y se acaba todo, se acaba todo“, expresó.

Cuando los carabineros le entregaron $1 millón en efectivo, Solís respondió con la intención de “sacar de quicio” a los uniformados, pidiéndoles que contaran los billetes: “Que dijeran: ‘Oye y ¿quién es esta rata que nos trata así? Hay que contarle hasta el dinero’“, recordó el hombre sobre su propósito.

Ayuda es un tiro en la cabeza no más“, agregó al devolver el fajo de billetes.

La rendición

Yo pretendía morirme y no pido a la gente que lo comprenda… solo que trate de entender que, en una mente desquiciada, que ya no se siente parte de este mundo, puede pasar cualquier cosa”, manifestó Solís.

Finalmente, se rindió, fue detenido y enfrentó la justicia. La Fiscalía Metropolitana Oriente pidió 15 años de cárcel por secuestro en un juicio de 12 días, donde expresó un “profundo arrepentimiento“.

Hace un mes, Solís volvió a su casa en Conchalí, bajo un plan de intervención de Gendarmería que incluye tratamiento psiquiátrico y desempeño de algún oficio.

Pedirle perdón a mis hijos, mi hermana, mi madre, todos. Y juramentarme que voy a tratar de ser la mejor versión de mí de ahora en adelante. No puedo caer en depresión otra vez. Es terrible no tener la capacidad de pedir ayuda por querer controlarla. Entonces esto no se lo doy ni siquiera a mi peor enemigo”, reflexionó.