Tras un año en el cargo, Carlos Montes (PS) renunció a la presidencia del Senado, por lo que tras el 12 de marzo asumirá su lugar la mesa encabezada por el senador Jaime Quintana (PPD).

En su discurso de despedida recitado la tarde de este miércoles, Montes hizo un repaso de su gestión, enfatizando en la necesidad de reformar la institución.

“No podemos seguir concibiendo al Senado como una fábrica de leyes. Es también el principal foro político y centro de debate público del país. Tampoco podemos seguir creyendo que nuestra democracia estará siempre a resguardo de las amenazas del populismo y el autoritarismo”, sostuvo durante el discurso, agregando que “necesitamos un Senado y un Congreso Nacional más activo, más transparente, más sintonizado con los problemas, más dinámico, más abierto.

“En síntesis y con claridad: necesitamos reformar el Senado”, sentenció. “Chile seguirá cambiando. La pregunta es si nosotros, como institución e individualmente, sabremos cambiar a tiempo.

Durante su intervención, habló entre otras cosas sobre los avances en la corporación en materia de género, su trabajo por facilitar la conformación de una oposición unida, y la publicación del 99% de los informes de asesorías externas desde 2015 en el sitio web.

“La actividad política se ha vuelto intrascendente frente a demandas complejas, ha perdido efectividad y legitimidad”, reflexionó. “Muchas decisiones relevantes han quedado relegadas al mercado. Otras se han trasladado a entidades privadas o multilaterales. En definitiva, gran parte de la dirección de la vida en común está fuera del control democrático”.

“También ha contribuido la persistente herencia de una transición que generó importantes avances, pero que fue menos exitosa en abrir espacios al cambio, la deliberación y la superación de la enorme desigualdad”, continuó la autoridad.

En este sentido, agregó que “lo más fácil es mirar para el lado cuando se cree tener posiciones de poder aseguradas. No creo en eso. En el pasado, vimos debilitarse gravemente la democracia chilena. Y hemos visto en la experiencia internacional la rapidez con que se resquebrajan las bases democráticas más elementales para una convivencia pacífica.

“Miremos la situación de Venezuela, Nicaragua, Honduras o Brasil”, ejemplificó, advirtiendo que “es un error pensar que por ser una institución republicana contamos con un mandato y prácticas intocables”.