Gendarmería de Chile contabilizó durante el año pasado 650 intentos de fuga desde los distintos centros penitenciarios a lo largo del país, de los que sólo nueve tuvieron ‘éxito’.

Según las cifras de Gendarmería recogidas por La Tercera, la cantidad de fugados sufrió un descenso respecto a los dos años anteriores: en 2016 se concretaron 11 y en 2017 hubo 16.

Entre los intentos de 2018 que no resultaron como los internos esperaban, destaca el que involucró a Juan Flores Riquelme, condenado por el atentado terrorista al SubCentro de la estación de Metro Escuela Militar.

Según detalla el matutino, el año pasado más de 120 mil internos ingresaron a distintas dependencias del sistema carcelario chileno, por lo que la tasa de fuga alcanza el 0,07 por cada mil internos que ingresaron (imputados o condenados).

En ese sentido, el subdirector operativo de Gendarmería, Pablo Toro, aseguró al rotativo que los números son positivos.

“Tenemos una buena tasa. De las 120 mil personas que cuidamos en 2018, se nos fugaron nueve personas. Si lo comparamos con datos de otros países latinoamericanos, donde escapan 50, 100 o 400 personas, lo nuestro es muy eficiente”, apuntó.

En paralelo, sólo 5 reos escaparon mientras eran trasladados por funcionarios de Gendarmería, de los más de 239 mil que fueron transportados, lo que equivale a una tasa del 0,02 por cada mil, afirma el mismo medio.

Del total de intentos de escape, el procedimiento más utilizado por los internos fue el corte de barrotes, seguido de la posesión de llaves de esposas. Más atrás aparece la instalación de extensas ‘cuerdas’ elaboradas con frazadas o sábanas, así como el descubrimiento de túneles subterráneos.