Han sido más de cinco años de tensión desde que Bolivia, en abril de 2013, presentó la demanda en La Haya en contra de Chile para obligarlo a negociar una salida al mar.

A poco más de una semana de conocerse el fallo de este litigio, la temperatura sube nuevamente en las declaraciones de las autoridades de ambos países.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo esperar una nueva historia entre ambos países desde el 1 de octubre, pero también resaltó que su país aún no ha puesto en la mesa el perjuicio económico, lo que para varios sonó a advertencia.

Palabras que se suman a una serie de declaraciones que han sido cuestionadas por las autoridades chilenas, entre ellas el canciller Roberto Ampuero, quien ha apuntado a un interés electoral del presidente Morales, quien pretende ir a la reelección.

Pero, además, Ampuero enfatizó que “no hay un centímetro cuadrado de territorio chileno que esté en peligro, ni que Chile esté dispuesto a ceder. Esas son cosas claras, nosotros decimos pocas cosas pero lo que decimos es muy consecuente”, sostuvo.

El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, dijo que las palabras de Ampuero, al hablar de intereses políticos, son intervencionismo en asuntos internos que demuestran la derrota de Chile.

Tal fracaso viene del presidente Morales, respondió el diputado de la UDI, Issa Kort, quien acusó provocación e intentos de crear un conflicto artificial.

El presidente de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Pablo Vidal (RD), llamó a las autoridades de ambos países a no esperar este fallo como barras bravas de un superclásico.

Pero antes del fallo, Chile y Bolivia se verán las caras en la ONU, donde se encontrarán ambos gobernantes.

Ahí, según el canciller boliviano, Diego Pary, Morales nuevamente usará un espacio multilateral para reclamar a Chile una salida soberana al mar.