Por espacio de poco más de dos horas, James Hamilton, una de las víctimas del sacerdote pederasta Fernando Karadima, se reunió con el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, encargado de investigar el vínculo del obispo de Osorno, Juan Barros con el religioso condenado por la justicia eclesiástica.

A la salida del encuentro, sostenido en las dependencias de las Obras Misionales Pontificias, Hamilton explicó que el encuentro fue cordial y en el entregó todos los antecedentes relativos, no sólo al rol de Barros como presunto encubridor, sino de otras autoridades de la Iglesia Católica.

“Es bueno que comience a salir toda la mugre de abajo de la alfombra”, enfatizó el médico cirujano, manifestando su convicción respecto a que los informes que realizará Scicluna en Chile, “van a ser veraces y sinceros”.

Ello, puesto que, según dijo, los cardenales Francisco Javier Errazuriz y Ricardo Ezzati, pusieron un manto de duda e incredulidad a las denuncias que comenzaron a salir a la luz en 2003, el que también habría llegado al Vaticano.

“Señor Errazuriz usted es un criminal y usted, Ezzati, es un cómplice”, dijo Hamilton, aludiendo a que ambos habrían limitado la entrega de información a las autoridades romanas.

Respecto a sus expectativas sobre el resultado del proceso investigativo, James Hamilton dijo que esto es sólo una “señal política” más que una acción concreta representativa de un cambio de conciencia en la iglesia.

“A la iglesia sigue sin importarle un comino el tema de los abusos, porque muchos de ellos (sacerdotes) son abusadores; no el Papa, por cierto”, expuso el especialista médico.

Durante el encuentro, Hamilton hizo entrega del libro “El fin de la inocencia”, escrito por Juan Carlos Cruz, uno de los abusados por Karadima, texto que pasará a formar parte de la carpeta investigativa.