La Organización de los Estados Americanos (OEA) homenajeó el martes al expresidente chileno Salvador Allende, en el marco del 50 aniversario del golpe de Estado, acordando bautizar con su nombre la puerta principal del edificio de su secretaría general.

La resolución aprobada precisó que todos los salones que son parte de la sede de la OEA en Washington ya han sido nombrados en honor de figuras históricas del hemisferio.

El texto recordó el golpe de Estado que tuvo lugar en Chile el 11 de septiembre de 1973 y destacó igualmente que procesos similares tuvieron lugar en otros países del continente, “con quiebres de procesos democráticos que incluyeron la represión de derechos humanos, incluyendo derechos civiles y políticos”.

El Consejo Permanente resolvió otorgar a Allende (1908-1973) un reconocimiento “en los mismos términos que se han aplicado a las figuras históricas del hemisferio que son honradas en la sede de la organización”, y decidió por ello “designar con el nombre de Presidente Salvador Allende Gossens” la puerta principal de su sede.

El representante permanente de Chile ante la OEA, Sebastián Kraljevich, destacó en la sesión que el golpe y la posterior dictadura impactaron “severamente en todo el hemisferio, con consecuencias que siguen presentes hasta hoy en los más variados ámbitos de la vida social, desde la política y la economía a la cultura y los derechos humanos”.

“Ocho de cada diez familias de desaparecidos todavía siguen buscándolos. Está también presente en los desafíos y turbulencias que enfrentan nuestras democracias imperfectas, donde miradas autocráticas las tensionan cada día”, dijo.

Kraljevich hizo un llamado “a cuidar la memoria, porque sin ella es imposible construir el futuro” que solicitan las poblaciones de sus países.

La resolución de este martes, en su opinión, es un testimonio que reconoce y honra los principios de democracia, derechos humanos, paz y “respeto por la opinión distinta”.

“No es tolerable derrocar por la fuerza a un Gobierno democráticamente electo. No lo era hace 50 años y no lo es hoy”, concluyó Kraljevich apelando a “enfrentar los desafíos de la democracia siempre con más democracia”.