Los enfrentamientos entre grupos rivales iraquíes se reanudaron el martes en la capital, Bagdad. Se registraron 35 muertos entre los seguidores del clérigo chiita Moqtada Sadr y más de 700 heridos. Los partidarios de Sadr exigen elecciones anticipadas rechazadas por la otra facción chiita pro iraní.

Los combates entre los partidarios del líder chiita Moqtada Sadr y las fuerzas de seguridad persistieron el martes en la Zona Verde de Bagdad, para finalmente tranquilizarse tras un ultimátum del clérigo. La escalada dejó al menos 35 muertos desde el lunes en medio de una interminable crisis política en Irak.

Los enfrentamientos comenzaron el lunes después de que el clérigo anunciara que se retiraba de la política.

Después de un receso durante la noche y a pesar del toque de queda, la violencia arreció nuevamente de madrugada, con disparos de armas automáticas y explosiones de cohetes en la Zona Verde, sector muy protegido donde están los edificios gubernamentales y las embajadas, indicaron corresponsales de Agence France-Presse.

Según un nuevo balance de los servicios médicos el martes, el número de seguidores de Sadr fallecidos ascendió a 35, con al menos 700 otras heridas, algunos por bala y otros por inhalación de gases lacrimógenos.

Más allá de la Zona Verde, el resto de Bagdad amaneció tranquilo, en medio de un toque de queda nacional que se retiró este martes. Las tiendas estaban cerradas y pocos automóviles circulaban por sus calles.

La violencia enfrenta a los partidarios del influyente clérigo Moqtada Sadr con el ejército y los hombres del grupo Hashed al Shabi (Unidades de Movilización Popular, PMU), un antiguo grupo paramilitar chiita respaldado por Irán y ahora integrado en las fuerzas regulares.

Asalto del Palacio de la República

Los disturbios empezaron cuando miles de seguidores de Sadr irrumpieron tras su renuncia al Palacio de la República, la sede del gobierno en la Zona Verde de Bagdad. Aunque inicialmente los seguidores de Sadr celebraron su asalto tomándose fotografías en los sillones de los salones de reuniones o refrescándose en la piscina, la situación se degradó.

Una fuente de seguridad indicó que los sadristas dispararon contra la Zona Verde desde el perímetro exterior y fueron replicadas por las fuerzas especiales del ejército y una unidad de Hashed al Shabi que había en el interior.

Testigos también hablaron de tiroteos entre los leales al clérigo y los seguidores del bloque chiita rival Marco de Coordinación, de tendencia proiraní.

Las protestas se extendieron a otras partes como Nasiriya e Hilla, ciudades al sur de Bagdad donde los sadristas también ocuparon edificios gubernamentales, constató Radio Francia Internacional.

Bloqueo político

Sadr, un predicador con millones de seguidores devotos que dirigió una milicia contra las fuerzas estadounidenses e iraquíes, anunció en Twitter su salida de la política.

“He decidido no involucrarme en asuntos políticos. Por lo tanto, anuncio mi retiro definitivo”, indicó Sadr, de larga trayectoria en la política iraquí, aunque sin haber entrado nunca en el gobierno.

Dos días antes del anuncio llamó a “todas las partes”, incluyendo su grupo, a dejar sus puestos gubernamentales para ayudar a resolver la crisis política.

En las elecciones del año pasado, su bloque salió como el grupo legislativo más grande, con 73 escaños, insuficientes para tener una mayoría. Sus diputados renunciaron en junio para romper el estancamiento, con lo cual el Marco de Coordinación se convirtió en la fracción más grande.

Los seguidores de Sadr han realizado manifestaciones frente al Parlamento iraquí, luego de irrumpir en el legislativo el 30 de julio para presionar para la disolución de la cámara y la convocatoria de nuevos comicios.

Pero sus rivales chiitas del Marco de la coordinación, las milicias pro iraníes quieren por su parte que se designe a un nuevo jefe de gobierno antes de celebrar nuevas elecciones.

“Moqtada Sadr, viendo que la opinión publica Irak esta animada por un sentimiento anti iraní, se aprovecha de la situación para poner fin a los componentes políticos que dependen de Irán. La población sabe que los recursos militares, y los servicios de inteligencia nacional están bajo influencia iraní. Hay un eje anti iraní estructural”, recuerda Barah Mikail, especialista en el mundo árabe de la Universidad Saint Louis (campus de Madrid).

Según el académico, el anuncio del retiro de Sadr es ante todo táctico: “Es una manera de decir a sus rivales que tienen que aceptar sus demandas y tomarlo en cuenta si quieren contar con un parlamento y un gobierno con un poco de estabilidad”.

Además, “esta situación de caos beneficia a Sadr. Puede decidir de volver al juego político en unos días o en un mes para tranquilizar a los que están en la calle”, con lo cual la situación aún se puede controlar y no debería degenerar en una guerra civil, concluye el experto.