Donald Trump intensificó este domingo sus esfuerzos por desacreditar al exdirector del FBI James Comey, al acusarlo de cobarde por haber filtrado a la prensa informaciones comprometedoras sobre sus reuniones privadas.

En esos encuentros, el presidente estadounidense habría pedido a Comey abandonar parte de la investigación sobre la presunta injerencia rusa en la campaña electoral de 2016.

Trump acusó el viernes a Comey -a quien el presidente destituyó en forma intempestiva el 9 de mayo- de mentir en una audiencia el jueves en el Senado.

En esa comparecencia, Comey afirmó bajo juramento que el presidente le había pedido desistir de investigar a Michael Flynn, su asesor de seguridad nacional que debió renunciar, en la investigación sobre las posibles injerencias rusas.

Durante la audiencia, Comey reconoció haber filtrado a la prensa en mayo, a través de un amigo, un memorando sobre las conversaciones personales que había tenido con Trump.

“Creo que las filtraciones de James Comey serán mucho más relevantes de lo que nadie pensaba. ¿Totalmente ilegal? ¡Muy cobarde!”, escribió Trump este domingo en un tuit, dejando la puerta abierta a varias interpretaciones.

El abogado personal del presidente aprovechó esa confesión de Comey para amenazarlo con acciones legales. Allegados a Trump también se agarraron del reconocimiento de la filtración para arremeter contra el exdirector del FBI.

“Le dio esas notas a un profesor de Derecho de (la Universidad de) Columbia porque no era suficientemente hombre para entregar las notas directamente a los medios cuando lo que quería era transmitirlas a los medios”, dijo también el viernes la primera directora de campaña de Trump, Corey Lewandowski.

Pero los críticos de Trump dicen que el testimonio de Comey es evidencia que el presidente pudo haber obstruido el accionar de la justicia, un delito que podría implicar un juicio político.

El mandatario ha dicho estar “100%” dispuesto a responder bajo juramento a preguntas sobre el controvertido tema, inclusive ante el fiscal especial e independiente designado para investigar la presunta injerencia rusa, Robert Mueller.

Grabaciones

El mandatario sugirió en varias ocasiones, aunque no confirmó, la existencia de grabaciones de sus conversaciones privadas con Comey, algo que ha alegrado el exjefe del FBI.

Jay Sekulow, un miembro del equipo legal de Trump, dijo a la cadena ABC este domingo que Trump “abordará el tema de las grabaciones, ya sea que las mismas existan o no, la semana que viene”.

Líderes del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, que también investigan la supuesta injerencia rusa en las elecciones, pidieron por escrito al abogado de la Casa Blanca Don McGahn que indique si las grabaciones existen, y de ser así, que sean remitidas al panel para el 23 de junio.

La senadora republicana Susan Collins instó este domingo a Trump a “entregar voluntariamente” las grabaciones al Comité de Inteligencia del Senado y al fiscal especial Mueller.

“No tengo problema con que se envíe un citatorio, pero eso probablemente saldría de la oficina del investigador especial”, dijo Collins CNN.

Lindsey Graham, otro senador republicano, dijo a CBS que sería “inapropiado que el presidente testifique públicamente”.

Agregó que tendía a creer la afirmación de Trump de que no tuvo nada que ver con los rusos, agregando que “no puede coludir con su propio gobierno. ¿Por qué creeríamos entonces que colude con los rusos?”

El ex portavoz de la Casa Blanca Ari Fleischer expuso la creciente preocupación entre los aliados de Trump acerca de que se está cavando su propio hoyo legal y le ofreció un consejo:

“No ha sido aún reivindicado. Y no lo será a menos que así lo diga Bob Mueller. Deje de hablar. Se está encaminando hacia una enorme trampa de perjurio”.