Una manifestante de 20 años que fue herida de bala la semana pasada en las protestas en Birmania falleció este viernes luego que, tras 10 días con respiración artificial, se le retirara la asistencia vital con el permiso de su familia, informó su médico a la organización Human Right Watch (HRW).

La joven fue abatida el pasado 9 de febrero por un disparo en la cabeza realizado con un subfusil tipo Uzi mientras se encontraba en una protesta contra la junta militar, reportó Agencia Efe.

Según los análisis de vídeos y fotografías elaborados por varias organizaciones humanitarias, la joven cayó al suelo tras oírse un disparo cuando se alejaba de la primera línea de una manifestación que estaba siendo disuelta por la policía con cañones de agua.

Esta es la primera muerte confirmada entre los manifestantes que se han enfrentado en grandes números a la represión de las fuerzas de seguridad después de que una junta militar tomara el poder el 1 de febrero, detuviera a los líderes electos del país e impidiera que el Congreso se reuniera.

Mya Thwate Thwate Khaing recibió un disparo en la cabeza el 9 de febrero en una protesta contra el golpe de Estado, en NaiPyidó, la capital administrativa de Birmania.

El portavoz militar, ahora viceministro de la Información, Zaw Min Tun, confirmó esta semana que Mya fue de hecho víctima de disparos y aseguró que las autoridades iban a continuar investigando el caso.

Aunque el Ejército aseguró que solo se desplegaron armas no letales en esa protesta, tanto Amnistía Internacional como HRW certificaron que la joven recibió un impacto en la cabeza de munición real disparada por las fuerzas de seguridad.

Joven símbolo de resistencia

Los enfrentamientos estallaron cuando las fuerzas de seguridad empezaron a disparar balas de goma contra los manifestantes. Al menos dos personas resultaron heridas de gravedad por balas reales, una de ellas la joven fallecida este viernes, según información de la Agence France-Presse.

Mya se convirtió rápidamente en un símbolo de resistencia para los manifestantes, que reclaman la liberación de la exjefa del gobierno civil Aung San Suu Kyi, el fin de la dictadura y la derogación de la Constitución de 2008, muy favorable al ejército.

Además, el médico de la joven indicó que el personal del centro médico había tenido que hacer frente a una presión inmensa desde que Mya fue ingresada en la unidad de cuidados intensivos. “Algunos ya dejaron el hospital por culpa de la presión”, dijo.

Tras su fallecimiento, el cuerpo de la joven, que cumplió 20 años mientras se encontraba ingresada, fue trasladado desde el hospital hasta el tanatorio.

“Que la revolución tenga éxito

La hermana de la fallecida, que también confirmó la muerte a los medios locales, hizo un llamado desde allí para que “la gente mantenga la revolución hasta que tenga éxito”.

“Los incidentes que llevaron a su muerte y las acusaciones de que la policía de Birmania utilizó munición real deben ser investigados. Sobre todo, debería haber una fuerte condena internacional y duras consecuencias contra la junta militar birmana”, aseguró Manny Maung, investigadora de HRW en su cuenta de Twitter.

El fallecimiento de la joven se produjo mientras continúan las protestas por todo el país contra el golpe militar y para exigir la liberación de la líder electa, Aung San Suu Kyi, que fue detenida junto a parte del Gobierno el mismo día de la asonada.

La junta militar ha respondido al movimiento de desobediencia civil con el despliegue de soldados en las calles, cortes nocturnos de internet diarios y varias leyes que han mermado los derechos de los ciudadanos.