El papa Francisco, recibido este miércoles por la máxima institución budista de Birmania, consideró “necesario superar todas las formas de incomprensión, de intolerancia, de prejuicio y de odio”, en un país criticado por la crisis de los rohinyás.

Tras haber recomendado “el perdón” a los 150.000 fieles católicos reunidos en un inmenso estadio deportivo para una misa al aire libre, el Papa se reunió por la tarde con la sangha, la mayor instancia budista del país.

En este viaje inédito en el país de mayoría budista, el pontífice abogó por la unidad y afirmó que no es posible “permanecer aislados los unos de los otros”, durante su encuentro con los dignatarios budistas en un templo de Rangún.

Para Francisco, “toda la sociedad” debe “compartir la tarea de superar el conflicto y la injusticia”.

El Papa argentino actúa con cautela desde su llegada a Birmania el lunes, teniendo en cuenta que la opinión pública budista ve con malos ojos las críticas internacionales sobre el trato a la minoría apátrida rohinyá.

De hecho, el pontífice ha procurado no pronunciar esa palabra tabú, a pesar de que en Roma se refirió públicamente a sus “hermanos rohinyás” “torturados y asesinados”.

En Birmania, la xenofobia y el odio de los musulmanes ganan terreno y una gran mayoría de los habitantes considera a los rohinyás, a los que llaman “bangladesíes”, como inmigrantes ilegales que no forman parte del país.

Más de 620.000 miembros de esta minoría están refugiados en Bangladés desde finales de agosto para huir de la violencia del ejército birmano, culpable de “limpieza étnica”, según la ONU.

Pero el alto clero budista, que tardó años en expulsar al movimiento de los monjes extremistas de Wirathu que propaga el odio del islam, nunca se ha expresado a favor de la minoría musulmana discriminada.

Los monjes, que son más de 500.000 en el país, forman una fuerza considerable y siempre han participado en la política de este país del sudeste asiático.

En la época de la junta militar, estuvieron a menudo al frente de las manifestaciones contra la dictadura, pagándolo a veces con su vida.