Luego que Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner anunciaran que no se presentarán a las elecciones presidenciales de Argentina, el peronismo busca con urgencia un candidato para revalidad el triunfo de 2019. El gobernador de la Provincia de Buenos Aires y el actual ministro de Economía son parte de los nombres que suenan para batallar por la Casa Rosada.

La palabra más repetida durante las últimas horas entre las filas peronistas es “orden”. Una reorganización necesaria para un movimiento político que enfrenta este octubre elecciones presidenciales en Argentina y que, por el momento, no tiene ningún aspirante fuerte que suene para intentar revalidar la victoria obtenida en 2019 por el Frente de Todos, con Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner a la cabeza.

Estas dos figuras han descartado ya ser candidatos presidenciales para los comicios de octubre. El presidente lo hizo este 21 de abril, en un movimiento esperado por muchos y catalogado de “lógico” dentro del peronismo debido a la baja popularidad del mandatario. Y Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta y figura más reconocida en el Frente de Todos hizo lo mismo en diciembre de 2022 después de que recibiera una condena de seis años de prisión por corrupción.

Estas decisiones dejan al peronismo sin un candidato claro a la presidencia, pero también reflejan la profunda crisis interna que ha sufrido el movimiento en estos cuatro años de Gobierno, en donde el kirchnerismo -la facción más a la izquierda del peronismo y liderada por Cristina Fernández- ha roto por completo con Alberto Fernández, a quien han acusado de la baja popularidad del Ejecutivo y de ser un “traidor” por aceptar al Fondo Monetario Internacional una refinanciación de la deuda argentina, una estrategia arriesgada para el futuro económico del país.

¿Primarias o consenso?

El paso al costado de Alberto Fernández ha hecho que, en la política argentina, se abra el primer interrogante en torno a cómo se elegirá a la persona que reciba su testigo como líder del Frente de Todos. Existen dos posibilidades: la primera es que el peronismo vuelva a llegar a un acuerdo y presente a un candidato unitario y la segunda es que varios aspirantes acudan a las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) que se celebrarán el próximo mes de agosto para dirimir quién será el líder.

En 2019, la estrategia seguida fue la primera. El kirchnerismo, con Cristina Fernández a la cabeza, escogió la fórmula de llevar a la expresidenta como candidata vicepresidencial y a Alberto Fernández como presidenciable para lograr captar el voto del peronismo progresista y conservador con el objetivo de tumbar las aspiraciones de reelección de Mauricio Macri. Y aunque la estrategia funcionó, en los años siguientes el Gobierno no mostró esa unidad y desgastó la coalición.

El enfrentamiento de varios candidatos en unas primarias abiertas podría dar algo más de claridad sobre la fuerza y el peso que pueden tener cada una de las corrientes del peronismo ante unas elecciones internas, aunque eso pueda significar ahondar más en su fractura.

El problema es que tampoco existen grandes nombres que puedan sonar para estas candidaturas. El más pronunciado es quizás el del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, cercano a la vicepresidenta Fernández De Kirchner. Sin embargo, el propio gobernador ha descartado estos rumores insistiendo que su objetivo está en revalidar su cargo en la gobernación.

Otro nombre que suena es el del actual ministro de Economía, Sergio Massa, una figura que se ha mostrado cercana a Alberto Fernández y que es uno de los ministros con más poder dentro del actual Ejecutivo. Su gran inconveniente es que los resultados económicos presentados en Argentina durante los últimos años -y, especialmente, en los últimos meses- son muy malos.

El país sufre la mayor crisis económica desde que se produjera el corralito bancario del año 2001 y padece la segunda mayor tasa de inflación de la región. Hechos que han provocado que el poder adquisitivo de los argentinos haya descendido alarmantemente, especialmente los de la clase trabajadora, el histórico granero de votos de esta coalición. Además, otras cuestiones como la gran animadversión que genera Massa entre el sector kirchnerista por sus acuerdos con el FMI y corte más neoliberal, dificultaría esa elección.

Con menor fuerza suenan otros nombres como Eduardo ‘Wado’ de Pedro, actual ministro de Interior y miembro de la facción kirchnerista.

El peronismo sin Cristina pierde fuerza

Lo que parece claro es que la no candidatura de Cristina Fernández de Kirchner y su paso al costado lastra las aspiraciones peronistas. La expresidenta, aunque odiada por una buena parte del electorado argentino, es quien mantiene una base de votos más amplia dentro del peronismo.

De hecho, numerosos sectores del kirchnerismo intentan desde hace semanas que la vicepresidenta se retracte de su decisión de diciembre y acceda a presentar una candidatura presidencial al que sería su tercer mandato. Los buenos resultado de los gobiernos de su marido, el difunto Néstor Kirchner, y de ella misma hace que su base de fieles sea todavía significativa.

Cristina Fernández podría presentarse porque, aunque ha recibido la condena por corrupción todavía hay un largo proceso de litigios por delante hasta que se ratifiquen, o no, los cargos de los que se la acusan. Por lo tanto, de momento, está lejos de que pueda sufrir un proceso de inhabilitación y la expresidenta mantiene que todo el proceso judicial en su contra responde a “motivos políticos” y ha rechazado todos los cargos.

En riesgo de quedar fuera de la segunda vuelta presidencial

La elección de una figura aglutinante a tiempo es de vital importancia para la coalición del Frente de Todos, no solamente para tener una opción para revalidar la presidencia, sino por pura supervivencia. Muchas de las encuestas lanzadas en Argentina a meses de las presidenciales vislumbran lo que podría ser una debacle sin precedentes en la historia reciente del peronismo: quedar fuera del balotaje presidencial.

El vacío de poder capaz de liderar una carrera presidencial en la coalición oficialista contrasta con la preparación de la oposición para retornar a la Casa Rosada. El expresidente Mauricio Macri, quienes muchos creían que optaría a una nueva candidatura presidencial por la coalición Juntos por el Cambio, renunció a esta opción hace unas semanas y ya hay dos aspirantes con serias opciones de liderarla: Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de Buenos Aires, y Patricia Bullrich, exministra de Seguridad.

La derechista Juntos por el Cambio es la opción preferida por los argentinos en las encuestas que han ido saliendo en la última mitad de mandato. Aunque sufrió un fuerte desprestigio por su manejo económico durante el Gobierno de Macri, la incapacidad del peronismo para revertir la situación en los últimos cuatro años ha hecho que sus posibilidades para volver a gobernar aumenten.

La otra figura a la que teme el peronismo, y la que puede causar su debacle, es Javier Milei. Este economista argentino está posicionado como segundo en intención de voto gracias a un discurso antisistema y ligado a la extrema derecha que recoge el descontento de millones de argentinos. Sus apoyos se han multiplicado desde las elecciones parlamentarias de 2021 por medio de un marcado populismo ultraconservador que pretende terminar con el sistema actual y potenciar un neoliberalismo radical que elimine casi por completo el peso del Estado.

Con este contexto llega el peronismo a falta de unos meses para las elecciones presidenciales. Medio año en el que será capital para su supervivencia como coalición política encontrar a alguien capaz de aglutinar a los millones de personas que en el pasado les depositaron confianza, pero en el que tendrán que jugar con la carga de haber sufrido un profundo desgaste en estos cuatro años de Gobierno marcados por las divisiones internas, la sequía en el campo y la profunda crisis económica en Argentina.